Mostrando entradas con la etiqueta Vida Sostenible. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Vida Sostenible. Mostrar todas las entradas

martes, 30 de junio de 2020

La Emergencia Climática es un Timo

Michael Shellenberger confiesa que la emergencia climática es un timo... y es censurado

Shellenberger ha escrito una larga carta en Forbes pidiendo perdón por su contribución al alarmismo climático, y pocas horas después Forbes la ha censurado.
Michael Shellenberger es una de las últimas personas que uno esperaría que hablara en contra del alarmismo climático, porque le ha ayudado en su ascenso a la fama. Time Magazine lo nombró "héroe del medio ambiente", y fue ganador del premio Libro Verde en 2008. Escribe a menudo para The New York Times, Washington Post, Wall Street Journal, Scientific American, y sus charlas TED tienen más de 5 millones de visionados. Sus credenciales entre los verdes eran hasta ahora inmaculadas sin haber contradicho nunca el dogma climático.
Para mí está claro que la crisis del COVID19 supone un punto de inflexión en el alarmismo climático porque ahora la gente ya sabe el aspecto que tiene una crisis de verdad y no va a resultar tan fácil engañarla con una crisis falsa. Es natural que la gente que ha apoyado la crisis climática, o ha callado, a sabiendas de que en realidad no existe, vea llegado el momento de hablar y bajarse de ese tren a ninguna parte. Por supuesto Shellenberger tiene un libro que vender y trata de crear polémica con motivo del lanzamiento, pero lo importante es que se nota que el viento está empezando a cambiar. Por ejemplo la portavoz de Extinction Rebellion Zion Lights ha abandonado el movimiento tras decir que se siente engañada con respecto a la energía nuclear y que la va a apoyar.
Pero los conversos famosos suponen un golpe muy duro para los extremistas climáticos y ambientales que tratan de monopolizar el discurso y estos reaccionan con censuras. El último documental de Michael Moore titulado "Planeta de los Humanos", extremadamente crítico con las renovables y los que se están haciendo ricos con ellas.



A las pocas horas de que Shellenberger publicara su carta, Forbes la ha censurado, y en su página web pone: "Nota del editor. Esta página ya no está activa". Ello a pesar de que Shellenberger es un autor habitual en Forbes.

Por supuesto la carta ya está en muchos otros sitios, como environmentalprogress.org, la ONG de Shellenberger, o incluso en la página de Forbes capturada por WayBackMachine.
El cambio climático es real, moderado y sus consecuencias son en su mayoría positivas. Sus causas no están correctamente identificadas. Y ya vamos viendo quienes son los verdaderos negacionistas y censores.

He aquí la carta:
En nombre de los ambientalistas, me disculpo por la alarma climática
En nombre de los ambientalistas de todas partes, me gustaría disculparme formalmente por la alarma climática que hemos creado en los últimos 30 años. El cambio climático está sucediendo. Simplemente no es el fin del mundo. Ni siquiera es nuestro problema ambiental más grave.
Puede parecer raro que yo precisamente diga todo esto. He sido activista climático durante 20 años y ambientalista durante 30.
Pero como un experto en energía al que el Congreso solicitó un testimonio experto objetivo, e invitado por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) para servir como Revisor Experto de su próximo Informe de Evaluación, siento la obligación de disculparme por lo mal que los ambientalistas hemos engañado al público.


Aquí hay algunos datos que pocas personas conocen:
• Los humanos no están causando una "sexta extinción masiva".
• La Amazonia no es "el pulmón del mundo".
• El cambio climático no está empeorando los desastres naturales.
• Los incendios han disminuido un 25% en todo el mundo desde 2003.
• La cantidad de tierra que utilizamos para la carne, el mayor uso de tierra por la humanidad, ha disminuido en un área casi tan grande como Alaska. • La acumulación de leña y más casas cerca de los bosques, no el cambio climático, explica por qué hay más incendios, y más peligrosos, en Australia y California.
• Las emisiones de carbono están disminuyendo en la mayoría de las naciones ricas y han disminuido en Gran Bretaña, Alemania y Francia desde mediados de la década de 1970.
• La adaptación a la vida por debajo del nivel del mar hizo que los Países Bajos fueran ricos, no pobres.
• Producimos un 25% más de alimentos de los que necesitamos y los excedentes de alimentos continuarán aumentando a medida que el mundo se calienta.
• La pérdida de hábitats y la matanza directa de animales salvajes son amenazas más grandes para las especies que el cambio climático.
• El combustible de madera es mucho peor para las personas y la vida silvestre que los combustibles fósiles.
• Prevenir futuras pandemias requiere más, no menos agricultura "industrial".

Sé que los hechos anteriores sonarán como "negacionismo climático" para muchas personas. Pero eso solo muestra el poder del alarmismo climático.
En realidad, los hechos anteriores provienen de los mejores estudios científicos disponibles, incluidos los realizados o aceptados por el IPCC, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y Otros organismos científicos líderes.

Algunas personas, cuando lean esto, imaginarán que soy un anti-ambientalista de derechas. No lo soy. A los 17 años viví en Nicaragua para mostrar solidaridad con la revolución socialista sandinista. A los 23 años reuní dinero para las cooperativas de mujeres guatemaltecas. A principios de mis 20 años viví en la Amazonia investigando con pequeños agricultores que luchaban contra las invasiones de tierras. A los 26 años ayudé a exponer las malas condiciones en las fábricas de Nike en Asia.
Me convertí en ecologista a los 16 años cuando organicé una recaudación de fondos para Rainforest Action Network. A los 27 años ayudé a salvar las últimas secuoyas antiguas sin protección en California. A los 30 años defendí las energías renovables y con éxito ayudé a persuadir a la administración de Obama de que invirtiera $ 90 mil millones en ellas. En los últimos años, ayudé a salvar suficientes plantas nucleares de ser reemplazadas por combustibles fósiles para evitar un fuerte aumento de las emisiones.
Pero hasta el año pasado, evité hablar contra el alarmismo climático. En parte es porque estaba avergonzado. Después de todo, soy tan culpable de alarmismo como cualquier otro ambientalista. Durante años, me referí al cambio climático como una amenaza "existencial" para la civilización humana, y lo llamé una "crisis".
Pero principalmente estaba asustado. Me quedé callado sobre la campaña de desinformación climática porque tenía miedo de perder amigos y fondos. Las pocas veces que reuní el coraje para defender la ciencia del clima de aquellos que la tergiversaron, sufrí graves consecuencias. Y, por lo tanto, me mantuve al margen y no hice casi nada mientras mis compañeros ambientalistas aterrorizaban al público.
Incluso me mantuve al margen mientras la gente en la Casa Blanca y muchos en los medios de comunicación intentaban destruir la reputación y la carrera de un destacado científico, buen hombre y amigo mío, Roger Pielke, Jr., un demócrata progresista y ambientalista de toda la vida que testificó a favor de las regulaciones de carbono. ¿Por qué hicieron eso? Porque su investigación demuestra que los desastres naturales no están empeorando.
Pero, el año pasado, las cosas se salieron de control.
Alexandria Ocasio-Cortez dijo: "El mundo se acabará en doce años si no abordamos el cambio climático". El grupo ambientalista más destacado de Gran Bretaña proclamó que "el cambio climático mata a los niños".
El periodista verde más influyente del mundo, Bill McKibben, calificó el cambio climático como "el mayor desafío al que los humanos se han enfrentado" y dijo que "acabaría con las civilizaciones".
Los principales periodistas informaron, en repetidas ocasiones, que la Amazonia era "el pulmón del mundo" y que la deforestación era como una bomba nuclear estallando.

Como resultado, la mitad de las personas encuestadas en todo el mundo el año pasado dijeron que pensaban que el cambio climático extinguiría a la humanidad. Y en enero, uno de cada cinco niños británicos dijo a los encuestadores que tenían pesadillas sobre el cambio climático.
Tanto si tiene hijos como si no, debe ver lo mal que está esto. Admito que puedo ser sensible porque tengo una hija adolescente. Después de hablar sobre la ciencia, ella se tranquilizó. Pero sus amigos están profundamente mal informados y, por lo tanto, comprensiblemente, asustados.

Entonces decidí que tenía que hablar. Sabía que escribir algunos artículos no sería suficiente. Necesitaba un libro para presentar correctamente todas las pruebas.
Y así, mi disculpa formal por nuestro alarmismo viene en forma de mi nuevo libro, Apocalipsis Nunca: por qué el alarmismo ambiental nos perjudica a todos.
Se basa en dos décadas de investigación y tres décadas de activismo ambiental. Con 400 páginas, y 100 de ellas de anotaciones, Apocalipsis nunca cubre el cambio climático, la deforestación, los desechos plásticos, la extinción de especies, la industrialización, la carne, la energía nuclear y las renovables.


Algunos aspectos destacados del libro:
• Las fábricas y la agricultura moderna son las claves para la liberación humana y el progreso ambiental.
• Lo más importante para salvar el medio ambiente es producir más alimentos, especialmente carne, en menos tierra.
• Lo más importante para reducir la contaminación del aire y las emisiones de carbono es pasar de la madera al carbón, al petróleo, al gas natural y al uranio.
• El 100% de energías renovables requeriría aumentar la tierra utilizada para energía del 0.5% de hoy al 50%.
• Deberíamos querer que las ciudades, granjas y plantas de energía tengan densidades de energía más altas, no más bajas.
• El vegetarianismo reduce las emisiones de una persona en menos del 4%
• Greenpeace no salvó a las ballenas, el cambio del aceite de ballena al petróleo y el aceite de palma sí.
• La carne de res “libre” requeriría 20 veces más tierra y produciría 300% más de emisiones.
• El dogmatismo de Greenpeace empeoró la fragmentación forestal de la Amazonía.
• El enfoque colonialista de la conservación del gorila en el Congo produjo una reacción violenta que pudo haber resultado en la muerte de 250 elefantes.

¿Por qué estábamos todos tan engañados?
En los últimos tres capítulos de Apocalipsis Nunca expongo las motivaciones financieras, políticas e ideológicas. Los grupos ambientalistas han aceptado cientos de millones de dólares de los intereses de los combustibles fósiles. Los grupos motivados por creencias antihumanistas obligaron al Banco Mundial a dejar de tratar de acabar con la pobreza y, en cambio, hacer que la pobreza sea "sostenible". Y la ansiedad de estatus, la depresión y la hostilidad hacia la civilización moderna están detrás de gran parte del alarmismo.
Una vez que nos demos cuenta de cuán mal informados hemos estado, a menudo por personas con motivaciones claramente desagradables o poco saludables, es difícil no sentirse engañado.

¿Hará alguna diferencia Apocalipsis Nunca? Ciertamente hay razones para dudarlo.
Los medios de comunicación han estado haciendo pronunciamientos apocalípticos sobre el cambio climático desde finales de la década de 1980, y no parecen dispuestos a detenerse.
La ideología detrás de la alarma ambiental, el maltusianismo, ha sido desacreditada repetidamente durante 200 años y, sin embargo, es más poderosa que nunca.
Pero también hay razones para creer que el alarmismo ambiental tendrá, si no llega a su fin, un poder cultural decreciente.

La pandemia de coronavirus es una crisis real que pone en perspectiva la "crisis" climática. Incluso si crees que hemos reaccionado de forma exagerada, Covid-19 ha matado a casi 500,000 personas y destrozado las economías de todo el mundo.
Las instituciones científicas, incluidas la OMS y el IPCC, han socavado su credibilidad a través de la reiterada politización de la ciencia. Su futura existencia y relevancia depende de un nuevo liderazgo y una reforma seria.

Los hechos aún importan, y las redes sociales están permitiendo una gama más amplia de voces nuevas e independientes para competir con los periodistas ambientalistas alarmistas de las publicaciones tradicionales.
Las naciones están volviendo abiertamente al interés propio y lejos del maltusianismo y el neoliberalismo, lo que es bueno para la energía nuclear y mala para las energías renovables.

La evidencia es abrumadora de que nuestra civilización de alta energía es mejor para las personas y la naturaleza que la civilización de baja energía a la que nos devolverían los alarmistas climáticos.

Las invitaciones del IPCC y el Congreso son signos de una creciente apertura a nuevas ideas sobre el cambio climático y el medio ambiente. Otro ha sido la respuesta a mi libro de científicos climáticos, conservacionistas y estudiosos del medio ambiente. "Apocalipsis Nunca es un libro extremadamente importante", escribe Richard Rhodes, autor ganador del Pulitzer con The Making of the Atomic Bomb. "Este puede ser el libro más importante sobre el medio ambiente jamás escrito", dice uno de los padres de la moderna ciencia del clima, Tom Wigley.

"Los ambientalistas acusamos a aquellos con opiniones contrarias de ser ignorantes de la ciencia y susceptibles a sesgos de confirmación", escribió el ex jefe de The Nature Conservancy, Steve McCormick. “Pero con demasiada frecuencia somos culpables de lo mismo. Shellenberger ofrece "amor duro": un desafío a las ortodoxias arraigadas y a la mentalidad rígida y autodestructiva. Apocalipsis Nunca ofrece a veces puntos de vista punzantes, pero siempre bien diseñados y basados en evidencia que ayudarán a desarrollar el "músculo mental" que necesitamos para imaginar y diseñar no solo un futuro esperanzador, sino alcanzable".

Eso es todo lo que esperaba al escribirlo. Si has llegado hasta aquí, espero que estés de acuerdo en que quizás no sea tan extraño como parece que un activista ambientalista, progresista y climático de toda la vida sintió la necesidad de hablar en contra del alarmismo.

Espero que acepten mis disculpas.


Michael Shellenberger

Fuente: Blog Game Over?

Leer más...

miércoles, 17 de junio de 2020

Abriendo paso a Nuevos Modelos Económicos - Promover la Denominada “Economía Circular”

La energía eólica, la fotovoltaica, la solar termoeléctrica, la biomasa, o el coche eléctrico no emiten CO2 (o tienen emisiones neutras como es el caso de la biomasa). Sin embargo, nos olvidamos de un aspecto importante: para construirlos, son necesarios muchos materiales. Pensemos que por ejemplo para producir 1 gigavatio (GW) de potencia eléctrica que es la equivalente a la que podría suministrar una central térmica de gas natural, se necesitan 200 aerogeneradores de 5 megavatios (MW) o bien 1000 aerogeneradores de 1 MW. Esto implica el uso de unas 160.000 toneladas de acero, 2000 de cobre, 780 de aluminio, 110 de níquel, 85 de neodimio y 7 de disprosio para su fabricación. La central térmica en cambio habrá necesitado principalmente de 5500 toneladas de acero, 750 toneladas de cobre y 750 de aluminio aproximadamente, o lo que es lo mismo, en peso, unas 25 veces menos de metales que en el caso de la eólica. Dicho esto, la cantidad de materiales no es el aspecto más preocupante del problema, sino la variedad de los mismos. Mientras que en la central térmica entran en juego metales convencionales y relativamente abundantes, las nuevas tecnologías son altamente voraces en muchos elementos distintos, algunos de ellos escasos en la naturaleza o bien controlados por unos pocos países. En la siguiente figura podemos ver la variedad de materiales necesarios para producir algunas de estas tecnologías limpias.


Así que el aerogenerador es en realidad una de las tecnologías renovables que menos variedad de materiales necesita para su fabricación. Por lo tanto, más que una economía verde, podríamos hablar de una “economía multicolor”, ya que las nuevas tecnologías están empleando prácticamente toda la tabla periódica de los elementos. Es probable que muchos de los lectores de este artículo no hayan oído hablar de estos elementos, pero pronto las tierras raras, el indio, el litio o el teluro serán bien conocidos por la sociedad. Hablemos de algunos de ellos.

Empecemos por las tierras raras. Se denomina así a un conjunto de 17 elementos de la tabla periódica compuesto por los 15 lantánidos más el itrio (Y) y el escandio (Sc). Al grupo de las tierras raras pertenecen varios elementos esenciales para el desarrollo de las nuevas tecnologías y las energías renovables, como son el neodimio (Nd) y el disprosio (Dy) en los imanes permanentes en la eólica. Además, encontramos cada vez mayor número y variedad de tierras raras en iluminación eficiente (fluorescentes y LEDs), en vehículos o en electrónica. No es de extrañar por tanto que su producción se haya multiplicado por 7 en los últimos 40 años. Estos elementos se extraen fundamentalmente de dos minerales, la monacita y la bastnasita y a pesar de su nombre, no son especialmente raros en la naturaleza, aunque requieren de mucha energía para poder obtener los elementos por separado. Otro problema fundamental es que su producción está hoy día controlada en más de un 80% por China, país que en 2011 hizo temblar a muchos gobiernos cuando limitó drásticamente sus exportaciones a 24000 toneladas frente a la demanda exterior que se cifró en unas 55000 – 60000 toneladas. ¿Por qué exportar tierras raras cuando pueden exportar aerogeneradores cuyo valor añadido es muchísimo mayor? Periódicos como el Wall Street Journal o el Financial Times ya alertaron al mundo de que, al controlar la llave de la exportación, China llegará a controlar el desarrollo global de las nuevas tecnologías sostenibles.

Otros dos elementos de los que se va a oír hablar mucho en los próximos años son el litio y el cobalto. Ambos elementos son fundamentales para el desarrollo de las baterías eléctricas. En veinte años, la producción de cobalto y litio se ha multiplicado por cinco y ocho, respectivamente. En el 2017, el precio del cobalto se duplicó en menos de un año y hoy se ha convertido en uno de los elementos más críticos en el sector de la automoción que está apostando fuertemente por el vehículo eléctrico. El litio se obtiene de dos fuentes principales: de los salares chilenos y del espodumeno, un mineral que se extrae y exporta fundamentalmente en Australia. Aunque preocupante, el litio no parece presentar tantos problemas de suministro como el cobalto, que se encuentra en su mayoría en el Congo y cuya extracción es cuanto menos éticamente cuestionable.

El indio (In), galio (Ga) y el teluro (Te) son otros tres elementos clave para las nuevas tecnologías y la energía solar fotovoltaica. El indio y el galio se encuentran en la tecnología fotovoltaica de capa fina llamada CIGS (por sus siglas cobre-indio-galio-selenio), mientras que el Te en las células de telururo de cadmio (CdTe). Ambas tecnologías ofrecen las mejores prestaciones en términos de eficiencia del mercado y es por ello que su producción va a ir en aumento en los próximos años. El problema está en que estos elementos son muy escasos en la corteza terrestre. Hoy en día se obtienen de los barrillos del refinado del zinc, cobre y del aluminio, principalmente. Al año, la producción de estos elementos juntos no supera las 1000 toneladas y sin embargo cada vez son más habituales en nuestros hogares. La tecnología táctil se debe al ITO (óxido de indio y estaño en sus siglas en inglés), un material semiconductor presente en teléfonos móviles o tabletas electrónicas. El indio y galio están también presentes en las tecnologías LED, confiriendo distintos colores a la iluminación eficiente.

Hablemos ahora del fósforo (P). Este elemento es mucho más conocido que los anteriores porque es un nutriente esencial en la agricultura y por tanto en los cultivos energéticos. Junto con el nitrógeno (N) y el potasio (K), es el ingrediente básico de los fertilizantes. Mientras que el potasio y el nitrógeno son abundantes en la naturaleza, la roca fosfórica (mineral de donde se extrae el fósforo) es escasa. Los nutrientes, al contrario que el resto de elementos, no pueden sustituirse. ¡A una planta no podremos alimentarla con plomo o cobre cuando escasee el fósforo! Por otra parte, los biocombustibles pueden entrar en competición por los nutrientes y el suelo con otros cultivos para la alimentación de una población creciente y que va ritmo de alcanzar los 10.000 millones en el año 2050. Esto significa que el fósforo tiene muchas papeletas para que se convierta en el próximo “oro verde”. Además, su producción se limita a unos pocos países. En el Sáhara Occidental se encuentran las mayores reservas de roca fosfórica a nivel mundial. ¿Podemos entender ahora quizás mejor la razón de los conflictos en esa zona inhóspita del planeta? Y sin embargo las oportunidades de reciclado de fósforo son inmensas ya que todos los seres vivos estamos hechos de fósforo y los animales miccionamos y excretamos fósforo.

En efecto, una de las grandes diferencias que hay entre los combustibles fósiles y los minerales no energéticos es que mientras los primeros desaparecen al quemarlos, convirtiéndose en CO2 y agua, los segundos no se pierden. El capital mineral de cada elemento en la tierra es constante y en teoría podríamos usarlo una y otra vez sin que se perdiese. Y entonces, ¿por qué no se hace? De acuerdo con un informe de las Naciones Unidas, el porcentaje de reciclado de muchos de los nuevos elementos esenciales para la descarbonización de la economía es inferior al 1%. Los esfuerzos de reciclado, excepto para los metales tradicionales como el hierro, cobre o aluminio, se han centrado en evitar contaminar, más que en recuperar los materiales valiosos que contienen. De hecho, el metal que hoy en día tiene la mayor tasa de reciclado es el plomo, que se encuentra principalmente en baterías de coche y para las cuales hay una legislación de reciclado muy estricta. Los tubos fluorescentes también deben someterse a un proceso de reciclado, pero no para obtener los elementos valiosos que contienen como las tierras raras y los fósforos que no se reciclan, sino para evitar que el mercurio que contienen contamine el entorno. El resultado es que los metales menores, pero valiosos, acaban o bien en vertederos o bien subciclados con otros metales como el acero y perdiendo por tanto su funcionalidad original.

Al contrario que los combustibles fósiles, los materiales no se pierden, pero se diluyen, se dispersan. Este hecho provoca que la energía necesaria para recuperar de nuevo el elemento puro de la dilución sea tan elevada, que sale más rentable desechar la mezcla. Esto no es más que una consecuencia del segundo principio de la termodinámica, que nos dice que mezclar es uno de los procesos más irreversibles que hay y volver al estado inicial es costosísimo en comparación con el proceso de mezcla. O sea que, en la práctica, cuando un teléfono móvil por ejemplo acaba en el vertedero, los más de 30 elementos distintos de los que está compuesto, incluyendo miligramos de oro, platino, indio, galio, cobalto, etc. acaban perdiéndose para siempre.

Afortunadamente las tasas de reciclado van en aumento y las tecnologías de reciclado, aunque todavía siguen en pañales, están desarrollándose. Pongamos el caso del aluminio. Desde el año 1950, las tasas de reciclado han aumentado a ritmo de un 0,25% anual. Esto ha provocado una reducción neta de producción primaria de aluminio (extracción de la corteza). A este ritmo, se necesitarán unos 250 años para alcanzar una supuesta eficiencia del 98%. Sin embargo, si la demanda de aluminio sigue aumentando cada año en un 2%, haciendo un simple cálculo exponencial, nos daríamos cuenta de que la demanda se duplicaría cada 40 años y aunque alcanzásemos la cifra de reciclado del 98% (el 100% es imposible debido a restricciones físicas del segundo principio), la extracción seguiría duplicándose cada 35 años. Por tanto, mientras la demanda aumente año tras año, ni aun reciclando cerca del 100% de material, podríamos prescindir de la extracción.

Si analizamos globalmente la extracción de los distintos minerales a lo largo del último siglo, nos damos cuenta de que, como el aluminio, la tendencia general ha sido hacia un aumento exponencial (Figura 2).

Una consecuencia de ello es que las minas se agotan. Conociendo la cantidad de recursos disponibles del planeta y la evolución de la extracción, se puede estimar a través de las denominadas “curvas de Hubbert”, el año en que la demanda de minerales supere a la oferta (o el pico). Este modelo que se aplicó con éxito a los yacimientos de petróleo en el sur de EEUU por su creador Marion King Hubbert en los años 50, lo hemos aplicado nosotros a los minerales, tal y como muestran las Figuras 3 y 4. Aunque son modelos teóricos y aproximados, pueden servir para establecer tendencias y alertar de posibles escaseces si se continúa con los ritmos de producción actuales. Como muestran las figuras, a este ritmo y considerando los recursos minerales publicados por el United States Geological Survey, el pico de muchos minerales se alcanzaría antes de que acabase este siglo.



Al agotamiento de las minas hay que añadirle otro factor importante. Si las menas más ricas se agotan, van quedando las menos concentradas para las que se necesita más energía por unidad de material extraído. En la figura 5 se muestra el aumento de energía consumida en función de la concentración de cobre en un centenar de minas de todo el mundo. Aquí de nuevo entra en juego el segundo principio de la termodinámica. A medida que las minas van agotándose, la energía de extracción aumenta exponencialmente. Como ocurre en el reciclado, cuanto más diluido está el metal, mayor es la energía de separación. Es cierto que, gracias a mejoras tecnológicas, somos capaces de extraer más eficientemente los recursos minerales de la tierra. Lamentablemente las mejoras tecnológicas deben ir a la par de las reducciones en leyes de mina y este no es el caso. Así que, con el aumento de energía, también hay asociado un aumento en el impacto ambiental. Además de los inmensos “agujeros” que se hacen en la corteza en la minería de cielo abierto, las emisiones de CO2 se disparan, ya que gran parte de la energía empleada en la minería hoy en día es en forma de diésel para transportar los miles de toneladas de roca extraída. Si actualmente la minería es responsable según la Agencia Internacional de la Energía, de entre un 8 y un 10% del consumo de energía primario mundial y emisiones de CO2, es probable que, en el futuro, esta tasa aumente considerablemente. 


Analizando ahora la demanda esperada de materiales hasta el 2050 necesarios para desarrollar la fotovoltaica, la eólica, la solar de alta temperatura o el vehículo eléctrico, teniendo en cuenta las proyecciones realizadas por la Agencia Internacional de la Energía en su escenario 450 (que implica no superar los 2ºC de aumento global de temperatura), podemos detectar posibles cuellos de botella que aparecerían para algunos elementos clave. Para ello, en un estudio realizado en colaboración con el Instituto CIRCE, hay establecidos tres tipos de riesgo: muy alto, alto y medio; correspondiendo la categoría “muy alto” a que la demanda acumulada superará los recursos disponibles, la categoría “alto” a que la demanda acumulada superará las reservas y la categoría “medio” a que la demanda anual sobrepasará la producción anual esperada calculada con el modelo de Hubbert. La diferencia entre recursos y reservas se encuentra en que los primeros son cantidades de minerales potencialmente valiosos, y por los cuales existen prospectivas razonables para una eventual extracción económica; las reservas en cambio representan a aquellas cantidades de minerales que son valiosas y son legal, económica y técnicamente viables de extraer hoy en día. Entonces las reservas son dinámicas y suelen aumentar a medida que se encuentran nuevos depósitos minerales o el aumento de los precios hace que determinadas minas no rentables en el pasado, lo sean en el presente. Los recursos sin embargo son más estáticos y son considerablemente mayores a las reservas.

Considerando las “tecnologías limpias” analizadas (ver Tabla 2), los vehículos eléctricos son aquellos que más materiales críticos demandarán, estando las posibles limitaciones centradas en los elementos necesarios para las baterías (litio, cobalto, níquel). Además, podría haber otras limitaciones a la hora de fabricar aleaciones de acero que necesiten cromo o molibdeno, y también para la fabricación de algunos equipos electrónicos. Por elemento, aquellos que presentan un mayor riesgo de suministro en el futuro son: teluro, plata, cadmio, cobalto, cobre, galio, indio, litio, manganeso, níquel, estaño y zinc.

¿Cómo evitar entonces estos problemas detectados en el suministro de materias primas clave? En el lado de la demanda, habrá que apostar fuertemente por la desmaterialización, la sustitución de materiales críticos por otros más abundantes y la reutilización y reciclado. Para ello, será imprescindible diseñar los productos pensando en su fin de vida, haciéndolos robustos, modulares y fácilmente desensamblables y así promover la denominada “economía circular”. Esto permitirá reducir drásticamente los residuos, reutilizar y reparar los productos dándoles una segunda, tercera, cuarta… vidas y recuperar los materiales valiosos para reintroducirlos en el sistema productivo. En este sentido, habrá que aprender de la naturaleza, que no produce residuos y vive y se regenera exclusivamente de la acción del Sol. Dicho esto, y conociendo las limitaciones que nos impone el segundo principio de la termodinámica en cuanto a la imposibilidad de cerrar totalmente los ciclos, la principal medida a adoptar debe ser la reducción del consumo, abriendo paso a nuevos modelos económicos que fomenten el “uso” más que la “posesión”. Una economía de los servicios en donde las empresas no vendan el producto sino su función. De esta forma, los objetos serán más robustos y al final de su vida, los productores se encargarán de recuperar sus materiales valiosos y reintroducirlos en el sistema de forma más eficaz.

En el lado de la oferta, si la demanda sigue aumentando, no podremos prescindir nunca de la minería. Esto hará que nos enfrentemos a diversas contradicciones, como la del efecto “Nimby” (en sus siglas en inglés “Not in my backyard” – no en mi patio trasero). No deseamos actividad extractiva cerca debido a los impactos que genera y preferimos relegarla a terceros países, en muchos casos con bajos o nulos estándares ambientales y sociales. Pero no renunciamos a la renovación constante de objetos tecnológicos, que requieren de la actividad minera para su fabricación. Reducir la dependencia exterior, que es una prioridad de muchos gobiernos como la Unión Europea, implica apostar por extraer en el propio territorio y probablemente abrir o reabrir nuevos yacimientos que, con mucha seguridad, crearán o están creando rechazo social. En este sentido, la minería deberá ser sostenible ambiental y socialmente, en mi patio trasero y en el de los vecinos. Y el capital mineral, que es un patrimonio natural de los que viven hoy, pero también de los que nacerán, deberá valorarse de forma justa, no sólo considerando los costes de extracción de hoy, sino los que deberán afrontar las futuras generaciones cuando se agoten los yacimientos. Sólo así se creará un verdadero sentido de la conservación.

En definitiva, evitar la dependencia de combustibles fósiles implicará aceptar la dependencia de materiales, algunos de ellos con importantes riesgos de suministro. Sin materiales no hay energía, ¡pero sin energía, tampoco hay materiales! Es necesario por lo tanto considerar el diálogo, o mejor triálogo energía – materiales – medioambiente, porque las soluciones no serán unidimensionales sino multidimensionales y complejas, especialmente cuando entran en juego los graves problemas sociales que acarrea la minería.

Autora: Alicia Valero Delgado. Instituto CIRCE-Universidad de Zaragoza
Fuente: El Topo

Leer más...

jueves, 4 de junio de 2020

Funcionamiento de una Transacción de Bitcoin

1. Introducción
Cada vez que creamos y hacemos uso de una transacción de Bitcoin, hacemos uso de una tecnología revolucionaria y muy segura. Y seguramente, nuestra curiosidad nos hace preguntarnos: ¿Cómo funciona una transacción en Bitcoin? ¿Qué es lo que hace que toda la tecnología de Bitcoin procese nuestra transacción y llegue a quién tiene que llegar de forma segura?
Pues bien, la verdad es que detrás de esto se esconde una avanzada programación que lo hace posible. Una programación que es posible por el trabajo de miles de personas en todo el mundo. Un trabajo que nos ofrece la oportunidad de disfrutar de un sistema de pago, seguro, confiable, privado y totalmente descentralizado.
En realidad, el funcionamiento de una transacción de Bitcoin es algo más bien sencillo. Es por ello, que para conocer más sobre estas, ahondaremos más sobre el proceso de funcionamiento de transacción en Bitcoin. Todo con el fin de conocer y despejar dudas sobre este interesante proceso.

2. Bitcoin como Dinero
Cuando Satoshi Nakamoto creó el Bitcoin lo hizo con una visión única de crear un sistema de pago seguro, descentralizado y privado. Un sistema que fuera capaz de desplazar a los actuales sistemas de pago del mundo. Un pensamiento sin duda gigantesco y que en ese entonces pocos creían viable.
Sin embargo, el tiempo ha demostrado claramente que Bitcoin es dinero. Un dinero P2P (Peer-to-Peer) que puedes usar y gastar como desees, allá donde sea aceptado. No hay imposición, no hay control por parte de terceros, en Bitcoin lo único que gobierna es la descentralización y el consenso de una comunidad. Una situación que en definitiva ha llamado la atención de millones de personas en el mundo hasta la actualidad, en el que Bitcoin ha cumplido con muchas de sus expectativas iniciales: una nueva forma de dinero y un medio de pago real lejos del control de los bancos.
En definitiva, Bitcoin es dinero y cada vez que lo usamos estamos realizando una transacción. Una transacción como esas que acostumbras a hacer desde la web de tu banco. ¿Lo diferente? Aquí no hay bancos, no hay entes que controlen la moneda, tu dinero realmente es tuyo. Pero lo más importante, todo lo que hagas es procesado por una gigantesca red que lo graba todo en la blockchain de forma eterna e inmutable. De esta forma, cada vez que haces una transacción se realiza una acción que esta red procesa y luego plasma en la blockchain. Desde allí, tú y cualquier persona pueden ver que la operación se ha realizado, pero no puedes modificarla ni echarla atrás.
Sin duda, estas son características muy interesantes, pero detrás de cada transacción hay mucho más. Por ello, con el fin de poder entenderlas empezaremos a explicar cada una de estas partes y su finalidad en todo este sistema que forma al Bitcoin.



3. ¿Qué es una Transacción en Bitcoin?
En primer lugar, debes saber que una transacción en Bitcoin es la realización de cualquier acción en la que las monedas de la blockchain están en movimiento. Cada vez que envías o recibes bitcoins o satoshis (fracciones de bitcoin), estás siendo testigo de una transacción.
Es tal cual como cuando se hace una transacción en una plataforma de pago digital como Paypal. Cada vez que que se realiza una transacción en Bitcoin, no se mueve dinero basado en una moneda fiat, sino que se mueve una moneda digital. De hecho, cada bitcoin que hay en la red no existe en la realidad. No existe un banco central de bitcoins, ni una moneda real de bitcoins, todo es digital. Además, el valor de esta moneda es dictado por las leyes del mercado, de la oferta y la demanda, por la confianza de quienes participan.
Pero para ser una forma de dinero confiable necesitas de un sistema de contabilidad, y eso es lo que hace la blockchain. La blockchain o cadena de bloque es una inmensa base de datos donde cada transacción queda grabada de forma permanente e inmutable. Sin importar que tan pequeña sea la transacción, todo queda grabado. Desde allí, es posible realizar toda la contabilidad necesaria para que Bitcoin sea una forma de dinero segura para todos. No hay mejor libro contable en el mundo.
De hecho, los registros dentro de la blockchain pueden verse de forma pública. Eso sí, no hay nombres, no hay datos que directamente puedan asociarse con tu persona o por qué estas usando una determinada cantidad de dinero. Es la privacidad de las transacciones en Bitcoin, algo de lo que hablaremos más adelante.
El hecho de que en Bitcoin los registros contables sean públicamente accesibles, nos habla de un nivel de transparencia que otros sistemas son incapaces de ofrecernos. Por ejemplo ¿No existe un registro público de las transacciones del banco que usas? tu respuesta seguramente: por supuesto que no. Eso dice mucho del potencial de Bitcoin y más sabiendo que incluso con esta característica tu privacidad está protegida. Ahora bien, sabemos que es una transacción y varias de sus propiedades, pero que tal si explicamos más a fondo las partes que forman una transacción.

4. Partes de una Transacción de Bitcoin
Cada transacción en Bitcoin, está formada a grandes rasgos por la siguiente serie de partes o elementos básicos:
a) Inputs o Entradas. Esta viene a ser el "origen" de los fondos de la transacción que estamos realizando. En Bitcoin, una entrada es una referencia a la salida de una transacción pasada. Es decir, una entrada viene a ser una referencia al cambio que nos ha quedado o al dinero que hemos recibido de otra transacción. Gracias a ello podemos confirmar con total certeza el origen de los fondos que estamos usando. Un punto interesante es que este campo puede estar formado por una o varias entradas. Esto se debe a que en Bitcoin cada dirección está asociada a las entradas y salidas de forma autónoma, y al saldo de las mismas sumas. Así que, si emitimos una transacción por la totalidad de dicha suma, usaremos el saldo en cada una de esas direcciones como entrada para nuestra nueva transacción.
b) Outputs o Salidas. Este campo indica la dirección a la cual se realiza la transferencia junto a la cantidad de bitcoins que se envían a la misma. Adicionalmente, este campo contiene las direcciones de cambio a la cual es enviada nuestro cambio de las transacciones. Gracias a esta característica, el campo output puede contener más de una salida.
c) Fee o Comisión de Minería. Este cabo nos indica la comisión o fee de minería que hemos pagado para que nuestra transacción sea tomada y procesada por la red. Este campo se usa para dejar una pequeña cantidad de bitcoin como pago por sus servicios. La cantidad a pagar generalmente varía y depende mucho del estado de la red. Si hay mucha congestión, el precio tiende a subir, debido a que las personas pagan un poco más para hacer que sus transacciones sean rápidamente atendidas. Por el contrario, el precio baja cuando la red tiene poca congestión.
d) TX ID o Identificador de Transacción. En Bitcoin toda transacción está identificada con un identificador único e irrepetible. Esto es así para evitar que dos transacciones pasen por ser idénticas. Para lograrlo, cada vez que un usuario realiza una transacción ésta es marcada con un hash SHA-256 único que diferencia su transacción del resto.

Ahora bien, estos elementos no se forman de la nada. Detrás de ellos se esconde el verdadero mecanismo de cómo funciona una transacción de bitcoin. Y eso es lo que desentrañaremos a continuación.



5. ¿Cómo Funciona una Transacción de Bitcoin?
El envío de cada bitcoin empieza de una forma muy sencilla: con la apertura de nuestra wallet. Desde ese preciso momento, comienza todo el proceso para hacer una realidad cada transacción en Bitcoin. Pero exploremos un poco más detenidamente cómo es esto posible.


Explicación Simplificada
En primer lugar, cuando creamos una wallet de Bitcoin en realidad estamos creando una serie de claves asimétricas. Estas claves se dividen en dos: una clave privada y una clave pública. La primera de ellas, es semejante a la caja fuerte y la combinación de la misma para nuestros bitcoins. Cada bitcoin en nuestra posesión, permanecerá siendo nuestro porque dicha clave privada nos permite administrarlos de forma total.
Por otro lado, la clave pública es semejante a un sobre de seguridad blindado. Uno en el que podemos poner información, cerrarlo y enviar dicha información con la seguridad de que nunca será abierto. De hecho, la única persona capaz de abrirlo es quien generó dicho sobre en primer lugar. Este creador es nuestra clave privada, pues de ella podemos derivar infinitas claves públicas a medida que las necesitemos.
Adicional a esto, Bitcoin hace uso intensivo de funciones hashes y de firma digital dentro de las transacciones. Las funciones hashes se usan para crear el identificador de la transacción. Pero además se usa para agregar capas de seguridad en distintos elementos que forman la transacción a muy bajo nivel.

Ejemplo de una Transacción
Este mecanismo es el que, de base, nos permite enviar bitcoins entre distintas personas. Veamos un ejemplo de esto:
Ana va a enviarle 0,01 BTC a Daniel. Por esa razón, Ana y Daniel abren sus respectivas wallets. Cada uno de estos wallets, tiene una clave privada asociada (una caja fuerte) que solo ellos de forma individual pueden controlar. Para preparar el envío, Ana le pide a Daniel una dirección.
Así Daniel, genera una dirección de Bitcoin (un sobre blindado) que, en realidad, es un clave pública derivada de su clave privada. Daniel le entrega esta dirección a Ana y ella prepara el envío. Especifica la cantidad de 0,1 BTC, la comisión de minería, y le da enviar (pone el dinero y le envía el sobre a Daniel). En ese momento, el monedero de Ana genera la transacción la firma digitalmente y crea un identificador único de la misma usando la función hash SHA-256.
Seguidamente, el monedero genera nuestra transacción le da un identificador único y la manda a la red. En pocos minutos, la red Bitcoin procesa este sobre blindado y lo incluye en su historial contable. Así Daniel tiene sus 0,1 BTC bajo su control. Para ello hace uso de su clave privada (para abrir el sobre blindado) para tomar posesión total de sus nuevos BTC y con ello la transacción se ha realizado con éxito.
Este sencillo ejemplo, nos deja ver a grandes rasgos cómo se genera y es posible una transacción. Además explica de forma sencilla, como la criptografía asimétrica y las funciones hashs nos permite enviar dinero de forma segura. Pero debajo de esto hay mucho más y examinaremos estos elementos.

Explicación Ampliada
Sin embargo, a bajo nivel el elemento que hace posible la realización de las transacciones en Bitcoin es el Bitcoin Script. Este es un lenguaje de programación del tipo scripting que permite añadir propiedades de programación a Bitcoin.
El ejemplo anterior de Ana y Daniel, se reduciría entonces a simples acciones programadas en Bitcoin Script. Esto es lo que más precisamente pasa dentro de Bitcoin. De hecho, cada vez que hacemos una transacción pasaría una serie de pasos como los que se describen a continuación:
a) En primer lugar, Ana y Daniel preparan sus monederos para tener así acceso a sus claves privadas.
b) Daniel, genera una dirección de Bitcoin. Para ello, usa su clave privada para generar una clave pública asociada. Esta clave pública de Daniel, es convertida en una dirección de Bitcoin.
c) Ana toma la dirección de Daniel. Comienza a introducir los datos de la transacción de pago en su monedero. Indica la cantidad, el fee de minería y la dirección a donde enviará esos bitcoins.
d) Acto seguido el monedero de Ana comienza a generar la transacción. Para ello, el monedero toma cada una de las salidas no gastadas (UTXO) de Ana. Es decir, cada envío de dinero que haya recibido Ana se tomará y sumará para generar el pago a Daniel. En este punto, el monedero de Ana genera un scriptSig para cada una de esas entradas. Este script sirve para demostrar que realmente Ana es dueña de ese dinero. Por ello, en dicho script hallaremos una firma digital ECDSA de Ana y una clave pública asociada para cada salida que Ana usará para enviar el dinero a Daniel.
e) Seguidamente, el monedero de Ana genera los scripts de bloqueo o scriptPubKey. En dichos scripts, hallaremos las instrucciones que deben ser realizadas para que finalmente Ana pase la propiedad de sus bitcoins a Daniel. Este scriptPubKey tienen la dirección de destino de los fondos. Pero además, si Ana debe recibir un cambio se generará un scriptPubKey que le devolverá el cambio a una dirección bajo su control.
f) Acto seguido se genera la estructura de la transacción. Para ello, usará los scripts anteriores y datos como la fecha o timestamp de la transacción para generar un hash SHA-256 único e irrepetible que identificará a la transacción.
g) Seguidamente el monedero emite la transacción a la red. Una vez allí llega al mempool de la red, una especie de sala de espera.
h) Cuando los mineros empiezan el proceso de generación de un bloque, toman las transacciones, las agrupan y por medio de la minería generan un bloque. Una vez generado el bloque lo envían a los nodos quienes verificarán que los mismos son válidos.
i) Cuando los nodos reciben un bloque válido, toman cada una de las transacciones y ejecutan las instrucciones de la misma. En este momento, sucede el cambio, el dinero de Ana pasa a manos de Daniel. El bloque quedará finalmente ejecutado y sus acciones grabadas en la blockchain.
j) Daniel puede ver la transacción de Ana confirmada en su monedero, allí Daniel puede tomar posesión de su dinero haciendo uso de su clave privada.
k) Por otro lado, Ana puede ver que ahora no tiene 0,1 BTC. En su lugar, ve la transacción hecha a Daniel y ve una transacción de cambio que regresa a su poder el resto del dinero que tenía en su monedero.

Este ejemplo es mucho más complejo, pero demuestra la forma en cómo las transacciones trabajan a un nivel mucho más bajo. Ciertamente una genialidad que une lo mejor de la criptografía y un sistema programable para crear una forma de dinero única.

6. Comisiones y los Tiempos de Confirmación
Un punto que causa también curiosidad sobre el funcionamiento de las transacciones de Bitcoin, son las comisiones y los tiempos de confirmación. En primer lugar, las comisiones son un pequeño pago que como usuario realizamos a los mineros para atender nuestra transacción. Los mineros al manejar nuestra transacción, tienen la capacidad de reclamar este dinero y desde allí enviarlo a una dirección propia.
En los principios de Bitcoin, las confirmaciones se realizaban de forma regular cada 10 minutos. De hecho, en principo Bitcoin permitía enviar transacciones gratis, y estas eran atendidas sin ningún problema. Pero con el aumento en el uso y la necesidad de apoyar a los mineros, estas comenzaron a tener un costo. Una medida que sobre todo se tomó para evitar el spam y el uso inadecuado de la red.
Pero a medida que la red fue aumentando en tamaño, la escalabilidad de Bitcoin comenzó a ser un problema. Sencillamente Bitcoin no es capaz de manejar altos volúmenes de transacciones. El aumento en el número de transacciones disparó los tiempos de confirmación, de hecho se pueden pasar días enteros esperando una confirmación. El culpable de esta situación no es otra que una baja comisión de minería. Por ello, los mineros dan prioridad a aquellas transacciones que más paguen, y solo atienden al resto en momentos en el que la demanda se reduce. Por esa razón, los usuarios de Bitcoin buscando priorizar sus transacciones aumentaron las comisiones que pagaban. De allí los aumentos y reducciones en el costo de las comisiones de Bitcoin, y la lucha por la prioridad y las rápidas confirmaciones.
Sin embargo, esta es una situación que Lightning Network busca subsanar. Este protocolo de segunda capa para Bitcoin es capaz de realizar transacciones de forma instantánea entre dos individuos y con unos costos mínimos. De momento, el desarrollo de esta opción continúa y se muestra prometedor por sus posibilidades y rápido crecimiento.

Fuente: Cointelegraph

Leer más...

sábado, 9 de mayo de 2020

No Luches, Adáptate

Carta abierta al Secretario General de las Naciones Unidas. 13 Dic. 2007
Su excelencia Ban Ki-Moon Secretario General de las Naciones Unidas, N.Y.
Querido Sr. Secretario General,
Referente a:
La conferencia del clima de la ONU: dirigiendo al mundo en dirección completamente equivocada

No es posible detener el cambio climático, un fenómeno natural que ha afectado a la humanidad a través de los siglos. Historias geológicas, arqueológicas, orales y escritas, todas dan fe de los dramáticos desafíos que supusieron para las sociedades del pasado los cambios imprevistos en la temperatura, las precipitaciones, los vientos y otras variables climáticas. Por tanto, necesitamos equipar a las naciones a ser resistentes a la gama completa de estos fenómenos naturales mediante la promoción del crecimiento económico y la generación de riqueza.

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) ha emitido conclusiones cada vez más alarmantes sobre las influencias climáticas del dióxido de carbono (CO2) de origen humano, un gas no contaminante que es esencial para la fotosíntesis de las plantas. Si bien entendemos la evidencia que los ha llevado a ver las emisiones de CO2 como perjudiciales, las conclusiones del IPCC son bastante insuficientes como justificación para la aplicación de políticas que disminuyan sensiblemente la prosperidad futura. En particular, no se ha demostrado que sea posible alterar significativamente el clima global a través de recortes en las emisiones humanas de gases de efecto invernadero. Adicionalmente, puesto que los intentos de reducir las emisiones ralentizarán el desarrollo, el enfoque actual de las Naciones Unidas de reducir el CO2 es probable que incremente el sufrimiento humano producido por el cambio climático futuro en lugar de disminuirlo.
Los resúmenes del IPCC para los responsables políticos son los informes del IPCC más leídos entre los políticos y no científicos y son la base para la mayoría de la formulación de políticas de cambio climático. Sin embargo, estos resúmenes son preparados por un equipo relativamente pequeño con los borradores finales aprobados línea por línea por los representantes de gobierno. La gran mayoría de los contribuyentes del IPCC, los revisores, y las decenas de miles de otros científicos, que están cualificados para comentar sobre estos asuntos no están involucrados en la preparación de estos documentos. Los resúmenes por lo tanto, no pueden ser representados adecuadamente como una opinión de consenso entre los expertos.

Contrariamente a la impresión dejada por los informes resumen del IPCC:
- Observaciones recientes de fenómenos como la retirada de los glaciares, aumento del nivel del mar y la migración de especies sensibles a la temperatura no son evidencia del cambio climático anormal, ya que ninguno de estos cambios se ha demostrado que se encuentran fuera de los límites de la variabilidad natural conocida.
- La tasa media de calentamiento de 0,1 a 0. 2 grados Celsius por década registrada por satélites durante el siglo XX cae dentro de las tasas naturales conocidas de calentamiento y enfriamiento durante los últimos 10.000 años.
- Destacados científicos, incluyendo algunos altos representantes del IPCC, reconocen que los modelos informáticos de hoy en día no pueden predecir el clima.

En consonancia con esto, y a pesar de las proyecciones por ordenador de los aumentos de temperatura, no ha habido calentamiento global neto desde 1998. Que la meseta de temperatura actual sigue a un período de finales del siglo XX de calentamiento es consistente con la continuación hoy de los ciclos naturales multidecadales o milenarios.
En marcado contraste con la afirmación tantas veces repetida de que la ciencia del cambio climático está "establecida", una nueva investigación significativa revisada por pares ha puesto aún más en duda la hipótesis del calentamiento global peligroso causado por el hombre. Pero debido a que los grupos de trabajo del IPCC fueron generalmente instruidos (ver http://ipcc-wg1.ucar.edu/wg1/docs/ wg1_timetable_2006-08-14.pdf) para considerar trabajos publicados sólo hasta mayo de 2005, estos hallazgos importantes no están incluidos en sus informes; es decir, los informes de evaluación del IPCC ya están materialmente obsoletos.

La conferencia sobre el clima de la ONU en Bali se ha planeado para llevar al mundo a lo largo de un camino de severas restricciones de CO2, haciendo caso omiso de las lecciones aparentes desde el fracaso del Protocolo de Kyoto, la naturaleza caótica del mercado de comercio de CO2 de Europa, y la ineficacia de otras iniciativas costosas para frenar las emisiones de gases de efecto invernadero. Los análisis equilibrados de coste/beneficio no proporcionan apoyo a la introducción de medidas globales para limitar y reducir el consumo de energía con el fin de restringir las emisiones de CO2. Por otra parte, es irracional aplicar el "principio de precaución" porque muchos científicos reconocen que ambos enfriamientos y calentamientos climáticos son posibilidades realistas sobre el futuro a medio plazo.
El enfoque actual de la ONU sobre "la lucha contra el cambio climático", como se ilustra en el Informe del 27 de noviembre del Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas para el Desarrollo Humano, está distrayendo a los gobiernos de adaptarse a la amenaza de los inevitables cambios climáticos naturales, sea cual sea las formas que puedan tomar. Es necesaria una planificación nacional e internacional para tales cambios, con un enfoque en ayudar a nuestros ciudadanos más vulnerables a adaptarse a las condiciones que se avecinan. Los intentos para prevenir que se produzca el cambio climático global son en última instancia inútiles, y constituyen una trágica mala asignación de los recursos que se gastarían mejor en los problemas reales y urgentes de la humanidad.

Atentamente, [Lista de firmantes abajo]

Copia a: Jefes de Estado de los países de las personas firmantes.
---

Don Aitkin, PhD, Professor, social scientist, retired vice-chancellor and president, University of Canberra, Australia

William J.R. Alexander, PhD, Professor Emeritus, Dept. of Civil and Biosystems Engineering, University of Pretoria, South Africa; Member, UN Scientific and Technical Committee on Natural Disasters, 1994-2000

Bjarne Andresen, PhD, physicist, Professor, The Niels Bohr Institute, University of Copenhagen, Denmark

Geoff L. Austin, PhD, FNZIP, FRSNZ, Professor, Dept. of Physics, University of Auckland, New Zealand

Timothy F. Ball, PhD, environmental consultant, former climatology professor, University of Winnipeg

Ernst-Georg Beck, Dipl. Biol., Biologist, Merian-Schule Freiburg, Germany

Sonja A. Boehmer-Christiansen, PhD, Reader, Dept. of Geography, Hull University, U.K.; Editor, Energy & Environment journal

Chris C. Borel, PhD, remote sensing scientist, U.S.

Reid A. Bryson, PhD, DSc, DEngr, UNE P. Global 500 Laureate; Senior Scientist, Center for Climatic Research; Emeritus Professor of Meteorology, of Geography, and of Environmental Studies, University of Wisconsin

Dan Carruthers, M.Sc., wildlife biology consultant specializing in animal ecology in Arctic and Subarctic regions, Alberta

R.M. Carter, PhD, Professor, Marine Geophysical Laboratory, James Cook University, Townsville, Australia

Ian D. Clark, PhD, Professor, isotope hydrogeology and paleoclimatology, Dept. of Earth Sciences, University of Ottawa

Richard S. Courtney, PhD, climate and atmospheric science consultant, IPCC expert reviewer, U.K.

Willem de Lange, PhD, Dept. of Earth and Ocean Sciences, School of Science and Engineering, Waikato University, New Zealand

David Deming, PhD (Geophysics), Associate Professor, College of Arts and Sciences, University of Oklahoma

Freeman J. Dyson, PhD, Emeritus Professor of Physics, Institute for Advanced Studies, Princeton, N.J.

Don J. Easterbrook, PhD, Emeritus Professor of Geology, Western Washington University

Lance Endersbee, Emeritus Professor, former dean of Engineering and Pro-Vice Chancellor of Monasy University, Australia

Hans Erren, Doctorandus, geophysicist and climate specialist, Sittard, The Netherlands

Robert H. Essenhigh, PhD, E.G. Bailey Professor of Energy Conversion, Dept. of Mechanical Engineering, The Ohio State University

Christopher Essex, PhD, Professor of Applied Mathematics and Associate Director of the Program in Theoretical Physics, University of Western Ontario

David Evans, PhD, mathematician, carbon accountant, computer and electrical engineer and head of 'Science Speak,' Australia

William Evans, PhD, editor, American Midland Naturalist; Dept. of Biological Sciences, University of Notre Dame

Stewart Franks, PhD, Professor, Hydroclimatologist, University of Newcastle, Australia

R. W. Gauldie, PhD, Research Professor, Hawai'i Institute of Geophysics and Planetology, School of Ocean Earth Sciences and Technology, University of Hawai'i at Manoa

Lee C. Gerhard, PhD, Senior Scientist Emeritus, University of Kansas; former director and state geologist, Kansas Geological Survey

Gerhard Gerlich, Professor for Mathematical and Theoretical Physics, Institut fur Mathematische Physik der TU Braunschweig, Germany

Albrecht Glatzle, PhD, sc.agr., Agro-Biologist and Gerente ejecutivo, INTTAS, Paraguay

Fred Goldberg, PhD, Adjunct Professor, Royal Institute of Technology, Mechanical Engineering, Stockholm, Sweden

Vincent Gray, PhD, expert reviewer for the IPCC and author of The Greenhouse Delusion: A Critique of 'Climate Change 2001,Wellington, New Zealand

William M. Gray, Professor Emeritus, Dept. of Atmospheric Science, Colorado State University and Head of the Tropical Meteorology Project

Howard Hayden, PhD, Emeritus Professor of Physics, University of Connecticut

Louis Hissink MSc, M.A.I.G., editor, AIG News, and consulting geologist, Perth, Western Australia

Craig D. Idso, PhD, Chairman, Center for the Study of Carbon Dioxide and Global Change, Arizona

Sherwood B. Idso, PhD, President, Center for the Study of Carbon Dioxide and Global Change, AZ, USA

Andrei Illarionov, PhD, Senior Fellow, Center for Global Liberty and Prosperity; founder and director of the Institute of Economic Analysis

Zbigniew Jaworowski, PhD, physicist, Chairman -Scientific Council of Central Laboratory for Radiological Protection, Warsaw, Poland

Jon Jenkins, PhD, MD, computer modelling -virology, NSW, Australia

Wibjorn Karlen, PhD, Emeritus Professor, Dept. of Physical Geography and Quaternary Geology, Stockholm University, Sweden

Olavi Karner, Ph.D., Research Associate, Dept. of Atmospheric Physics, Institute of Astrophysics and Atmospheric Physics, Toravere, Estonia

Joel M. Kauffman, PhD, Emeritus Professor of Chemistry, University of the Sciences in Philadelphia

David Kear, PhD, FRSNZ, CMG, geologist, former Director-General of NZ Dept. of Scientific & Industrial Research, New Zealand

Madhav Khandekar, PhD, former research scientist, Environment Canada; editor, Climate Research (2003-05); editorial board member, Natural Hazards; IPCC expert reviewer 2007

William Kininmonth M.Sc., M.Admin., former head of Australia's National Climate Centre and a consultant to the World Meteorological organization's Commission for Climatology

Jan J.H. Kop, MSc Ceng FICE (Civil Engineer Fellow of the Institution of Civil Engineers), Emeritus Prof. of Public Health Engineering, Technical University Delft, The Netherlands

Prof. R.W.J. Kouffeld, Emeritus Professor, Energy Conversion, Delft University of Technology, The Netherlands

Salomon Kroonenberg, PhD, Professor, Dept. of Geotechnology, Delft University of Technology, The Netherlands

Hans H.J. Labohm, PhD, economist, former advisor to the executive board, Clingendael Institute (The Netherlands Institute of International Relations), The Netherlands

The Rt. Hon. Lord Lawson of Blaby, economist; Chairman of the Central Europe Trust; former Chancellor of the Exchequer, U.K.

Douglas Leahey, PhD, meteorologist and air-quality consultant, Calgary

David R. Legates, PhD, Director, Center for Climatic Research, University of Delaware

Marcel Leroux, PhD, Professor Emeritus of Climatology, University of Lyon, France; former director of Laboratory of Climatology, Risks and Environment, CNRS

Bryan Leyland, International Climate Science Coalition, consultant and power engineer, Auckland, New Zealand William Lindqvist, PhD, independent consulting geologist, Calif.

Richard S. Lindzen, PhD, Alfred P. Sloan Professor of Meteorology, Dept. of Earth, Atmospheric and Planetary Sciences, Massachusetts Institute of Technology

A.J. Tom van Loon, PhD, Professor of Geology (Quaternary Geology),

Adam Mickiewicz University, Poznan, Poland; former President of the European Association of Science Editors

Anthony R. Lupo, PhD, Associate Professor of Atmospheric Science, Dept. of Soil, Environmental, and Atmospheric Science, University of Missouri-Columbia

Richard Mackey, PhD, Statistician, Australia

Horst Malberg, PhD, Professor for Meteorology and Climatology, Institut fur Meteorologie, Berlin, Germany

John Maunder, PhD, Climatologist, former President of the Commission for Climatology of the World Meteorological Organization (89-97), New Zealand

Alister McFarquhar, PhD, international economy, Downing College, Cambridge, U.K.

Ross McKitrick, PhD, Associate Professor, Dept. of Economics, University of Guelph

John McLean, PhD, climate data analyst, computer scientist, Australia

Owen McShane, PhD, economist, head of the International Climate Science Coalition; Director, Centre for Resource Management Studies, New Zealand

Fred Michel, PhD, Director, Institute of Environmental Sciences and Associate Professor of Earth Sciences, Carleton University

Frank Milne, PhD, Professor, Dept. of Economics, Queen's University

Asmunn Moene, PhD, former head of the Forecasting Centre, Meteorological Institute, Norway

Alan Moran, PhD, Energy Economist, Director of the IPA's Deregulation Unit, Australia

Nils-Axel Morner, PhD, Emeritus Professor of Paleogeophysics & Geodynamics, Stockholm University, Sweden

Lubos Motl, PhD, Physicist, former Harvard string theorist, Charles University, Prague, Czech Republic

John Nicol, PhD, Professor Emeritus of Physics, James Cook University, Australia

David Nowell, M.Sc., Fellow of the Royal Meteorological Society, former chairman of the NATO Meteorological Group, Ottawa

James J. O'Brien, PhD, Professor Emeritus, Meteorology and Oceanography, Florida State University

Cliff Ollier, PhD, Professor Emeritus (Geology), Research Fellow, University of Western Australia

Garth W. Paltridge, PhD, atmospheric physicist, Emeritus Professor and former Director of the Institute of Antarctic and Southern Ocean Studies, University of Tasmania, Australia

R. Timothy Patterson, PhD, Professor, Dept. of Earth Sciences (paleoclimatology), Carleton University

Al Pekarek, PhD, Associate Professor of Geology, Earth and Atmospheric Sciences Dept., St. Cloud State University, Minnesota

Ian Plimer, PhD, Professor of Geology, School of Earth and Environmental Sciences, University of Adelaide and Emeritus Professor of Earth Sciences, University of Melbourne, Australia

Brian Pratt, PhD, Professor of Geology, Sedimentology, University of Saskatchewan

Harry N.A. Priem, PhD, Emeritus Professor of Planetary Geology and Isotope Geophysics, Utrecht University; former director of the Netherlands Institute for Isotope Geosciences

Alex Robson, PhD, Economics, Australian National University

Colonel F.P.M. Rombouts, Branch Chief -Safety, Quality and Environment, Royal Netherland Air Force

R.G. Roper, PhD, Professor Emeritus of Atmospheric Sciences, School of Earth and Atmospheric Sciences, Georgia Institute of Technology

Arthur Rorsch, PhD, Emeritus Professor, Molecular Genetics, Leiden University, The Netherlands

Rob Scagel, M.Sc., forest microclimate specialist, principal consultant, Pacific Phytometric Consultants, B.C.

Tom V. Segalstad, PhD, (Geology/Geochemistry), Head of the Geological Museum and Associate Professor of Resource and Environmental Geology, University of Oslo, Norway

Gary D. Sharp, PhD, Center for Climate/Ocean Resources Study, Salinas, CA

S. Fred Singer, PhD, Professor Emeritus of Environmental Sciences, University of Virginia and former director Weather Satellite Service

L. Graham Smith, PhD, Associate Professor, Dept. of Geography, University of Western Ontario

Roy W. Spencer, PhD, climatologist, Principal Research Scientist, Earth System Science Center, The University of Alabama, Huntsville

Peter Stilbs, TeknD, Professor of Physical Chemistry, Research Leader, School of Chemical Science and Engineering, KTH(Royal Institute of Technology), Stockholm, Sweden

Hendrik Tennekes, PhD, former director of research, Royal Netherlands Meteorological Institute

Dick Thoenes, PhD, Emeritus Professor of Chemical Engineering, Eindhoven University of Technology, The Netherlands

Brian G Valentine, PhD, PE (Chem.), Technology Manager -Industrial Energy Efficiency, Adjunct Associate Professor of Engineering Science, University of Maryland at College Park; Dept of Energy, Washington, DC

Gerrit J. van der Lingen, PhD, geologist and paleoclimatologist, climate change consultant, Geoscience Research and Investigations, New Zealand

Len Walker, PhD, Power Engineering, Australia

Edward J. Wegman, PhD, Department of Computational and Data Sciences, George Mason University, Virginia

Stephan Wilksch, PhD, Professor for Innovation and Technology Management, Production Management and Logistics, University of Technolgy and Economics Berlin, Germany

Boris Winterhalter, PhD, senior marine researcher (retired), Geological Survey of Finland, former professor in marine geology, University of Helsinki, Finland

David E. Wojick, PhD, P.Eng., energy consultant, Virginia Raphael Wust, PhD, Lecturer, Marine Geology/Sedimentology, James Cook University, Australia

A. Zichichi, PhD, President of the World Federation of Scientists, Geneva, Switzerland; Emeritus Professor of Advanced Physics, University of Bologna, Italy
----
No busquéis ningún científico español en la lista. No lo hay. El gobierno de España en diciembre de 2007 no recibió esta carta.

Fuentes:
Edge. Heretical thoughts about Science and Society, by Freeman Dyson
Yale environment 360. Freeman Dyson Takes on the Climate Establishment
National Post. Don't fight, adapt. Open letter to the Secretary-General of the United Nations
The New York Times. The Civil Heretic - Freeman Dyson

Fuente: Blog Game Over?

Leer más...

lunes, 27 de abril de 2020

Revolución del Agua en China

Hace más de una década, China decidió analizar seriamente la forma en la que gestionaba sus recursos hídricos. Su objetivo era poner fin a las devastadoras inundaciones y a la contaminación que durante tanto tiempo habían asolado el país y mermado su desarrollo económico.
El resultado ha sido sencillamente revolucionario. En solo 15 años, China ha pasado de encontrarse en una posición de desventaja a convertirse en un líder mundial en tecnología en materia de agua y supervisión regulatoria.
Aquí nos centramos en tres ámbitos en los que China ha desempeñado un papel pionero y de cuyo ejemplo podría aprender el resto del mundo.



Ciudades Esponja
La rápida urbanización ha reducido paulatinamente el terreno en ciudades que podría absorber las aguas pluviales, en particular mediante el llenado de humedales y lagos. El empleo de materiales de construcción impermeables agravó el problema, provocando una serie de graves inundaciones urbanas. La respuesta de China fue ambiciosa a la vez que innovadora: ciudades esponja.
La implantación de la tecnología de "ciudades esponja" en las metrópolis chinas reduce la escorrentía de aguas pluviales mediante la ampliación y la mejora de la capacidad de absorción de las zonas urbanas. Esto no solo ayuda a reducir las inundaciones, sino que también contribuye a la seguridad del agua. Una ventaja adicional de la expansión de las ciudades esponja es el enfriamiento de las temperaturas en los distritos urbanos de China.
El objetivo de las ciudades esponja es garantizar que el 80% de las zonas urbanas de China absorban y reutilicen al menos un 70% de las aguas pluviales, a un coste estimado de 1,6 billones de yuanes.
Se están planificando nuevas ciudades y ampliando las ya existentes. Cada una de ellas contará con espectaculares humedales artificiales para el almacenamiento de aguas pluviales, jardines en las azoteas de los edificios, pavimentos permeables que puedan filtrar y almacenar aguas pluviales de manera efectiva y jardines de lluvia donde personas de cualquier edad puedan interactuar con la naturaleza.

Los proyectos de ciudades esponja en Wuhan, Xiamen, Lingang y Suining ya han obtenido buenos resultados en temporadas de fuertes precipitaciones.




Robótica e Inteligencia Artificial
Las empresas chinas han logrado importantes avances en robótica, inteligencia artificial y análisis de macrodatos. Y muchas han implementado tales tecnologías en la industria hídrica con buenos resultados. Una de las que goza de mayor éxito es Dadu River Hydropower Development Company de Chengdu, que probablemente va 10 años por delante de cualquier otra empresa del sector público o privado en cualquier otra parte del mundo.
Esta empresa es responsable de la planificación, construcción y gestión de 28 grandes presas hidroeléctricas en el río Dadu, un afluente del río Yangtsé que genera energía hidroeléctrica mediante una sucesión de presas. Ya que la capacidad de generación de las presas suele ser mayor que la capacidad de la red eléctrica, ciertas cantidades de agua de determinadas presas deben liberarse sin generar electricidad. La inteligencia artificial ayuda a lograrlo mediante el análisis de la capacidad hidrológica, económica y eléctrica, y considerando la demanda para tomar decisiones en tiempo real.
Igualmente impresionante ha sido el uso de la robótica. Los robots se mueven continuamente dentro de las presas, recogiendo datos de varios sensores que se transmiten inmediatamente a un sistema de datos central. Incluso los cascos de protección de los empleados reciben datos de los sensores. Toda esta información se analiza de inmediato para mejorar el rendimiento de sus sistemas.

Jefes de Río
La tecnología es importante, pero definir claramente la responsabilidad de la gestión del agua también ha desempeñado un papel principal a la hora de impulsar el progreso de China. Un elemento clave de ello es el sistema de jefes de río.
La idea se probó por primera vez en el lago Tai en China Central, que estaba contaminado por algas verdeazuladas. Estas algas amenazaban el abastecimiento de agua potable de más de cinco millones de habitantes. Se asignó a personas concretas la responsabilidad de gestionar la calidad del agua en zonas específicas.
En solo dos meses, la calidad del agua empezó a mejorar considerablemente y el progreso continuó. Greenpeace Asia Oriental observó que la proporción de aguas superficiales aptas para el consumo humano en la provincia de Jiangsu en la que se ubica el lago mejoró de un 35,5% en 2011 a un 63,9% en 2016.
Tras este exitoso experimento, se designaron jefes de río en otras zonas.
Impresionadas por los resultados de estos estudios piloto, las autoridades chinas ampliaron el proyecto a todo el país. En la actualidad, existen cuatro niveles de jefes de río para pueblos, condados, ciudades y provincias. A cada jefe de río se le asigna una zona específica de un río o un lago. Cada provincia posee un jefe de río provincial que es siempre un dirigente del gobierno provincial.
Así como China se industrializó en un poco más de 35 años para convertirse en la segunda potencia económica más importante a nivel mundial, estamos convencidos de que resolverá sus problemas de agua y de contaminación del aire en unos 10 años, un periodo de tiempo considerablemente más corto que el que necesitarán la mayoría de los países occidentales para lograr el mismo objetivo.

Fuente: BLOG INVIRTIENDO EN MEGATENDENCIAS

Leer más...

jueves, 23 de abril de 2020

Pensamientos Heréticos Sobre la Ciencia y la Sociedad


1. La Necesidad de Herejes
En el mundo moderno, la ciencia y la sociedad a menudo interactúan de una manera perversa. Vivimos en una sociedad tecnológica, y la tecnología provoca problemas políticos. Los políticos y el público esperan que la ciencia sepa dar respuestas a los problemas. A los expertos científicos se les paga y se les anima a dar respuestas. El público no tiene mucho uso para un científico que dice: "Lo siento, pero no lo sabemos". El público prefiere escuchar a los científicos que dan respuestas seguras a las preguntas y hacen predicciones con aplomo de lo que sucederá como resultado de las actividades humanas. Así, ocurre que los expertos que hablan en público sobre cuestiones políticamente controvertidas tienden a hablar con más seguridad de la que tienen. Hacen predicciones con seguridad sobre el futuro, y terminan creyéndose sus propias predicciones. Sus predicciones se convierten en dogmas que no se cuestionan. Al público se le lleva a creer que los dogmas científicos de moda son verdades absolutas, y en ocasiones puede ocurrir que se equivoquen. Por eso se necesitan los herejes que cuestionen los dogmas.
Tenemos la suerte de que hoy podemos ser herejes sin ningún peligro de ser quemados en la hoguera. Pero, por desgracia yo soy un hereje viejo. A los herejes viejos no se nos presta mucha atención. Quien nos escucha siempre puede decir que se nos ha ido la olla. Lo que el mundo necesita son herejes jóvenes.

2. El Clima y la Gestión de la Tierra
Mi primera herejía dice que todo el alboroto sobre el calentamiento global está sacado de proporción. Aquí estoy oponiéndome a la Santa Hermandad de los expertos en modelos climáticos y la multitud de ciudadanos ilusos que creen en los números predichos por los modelos de ordenador. Por supuesto, ellos dicen que no tengo ningún título en climatología y por lo tanto no estoy cualificado para hablar. Pero he estudiado los modelos climáticos y sé lo que pueden hacer. Los modelos resuelven las ecuaciones de dinámica de fluidos, y hacen un buen trabajo en describir los movimientos de fluidos de la atmósfera y los océanos. Hacen sin embargo un trabajo muy pobre en describir las nubes, el polvo, la química y la biología de los campos, granjas y bosques. Ni siquiera empiezan a describir el mundo real en el que vivimos. El mundo real es fangoso y desordenado y lleno de cosas que todavía no entendemos. Es mucho más fácil para un científico sentarse en un edificio con aire acondicionado y ejecutar modelos en el ordenador, que ponerse ropa de invierno y medir lo que está pasando fuera en los pantanos y las nubes. Es por ello que los expertos en modelos climáticos se terminan creyendo sus propios modelos.
No hay duda de que algunas partes del mundo son cada vez más cálidas, pero el calentamiento no es global. No estoy diciendo que el calentamiento no cause problemas. Obviamente lo hace. Obviamente deberíamos estar tratando de entenderlo mejor. Estoy diciendo que los problemas son muy exagerados. Se llevan dinero y atención de otros problemas que son más urgentes y más importantes.


Para entender el movimiento del carbono a través de la atmósfera y la biosfera, tenemos que medir una gran cantidad de números. Para no confundirles voy a explicarles lo que significa solo uno. 0,25 milímetros es el aumento del grosor promedio de la biomasa que absorbería todo el carbono que emitimos por la quema de combustibles fósiles. El objetivo de este cálculo es entender la tasa muy favorable de intercambio entre el carbono en la atmósfera y el carbono en el suelo. Para detener el crecimiento del carbono en la atmósfera, sólo necesitamos hacer crecer la biomasa en el suelo en 0,25 milímetros por año. La buena tierra vegetal contiene aproximadamente un diez por ciento de biomasa, [Schlesinger, 1977], lo que significa un incremento de alrededor de 2,5 milímetros de tierra vegetal. Los cambios en las prácticas agrícolas como la siembra directa, evitando el uso del arado, causan que la biomasa crezca al menos tan rápido como eso. Si plantamos cultivos sin arar el suelo, más de la biomasa va a las raíces que permanecen en el suelo, y menos vuelve a la atmósfera. Si utilizamos la ingeniería genética para poner más biomasa en raíces, probablemente podemos lograr un crecimiento mucho más rápido de la capa superior del suelo. Deduzco de este cálculo que el problema del dióxido de carbono en la atmósfera es un problema de gestión de la tierra, no es un problema de meteorología. No hay un modelo informático de la atmósfera y el océano que puede esperar predecir la forma en que vamos a gestionar nuestra tierra.
Cuando escucho los debates públicos sobre el cambio climático, me quedo impresionado por las enormes lagunas en nuestro conocimiento, la escasez de nuestras observaciones y la superficialidad de nuestras teorías. Muchos de los procesos básicos de la ecología planetaria, son poco conocidos. Deben entenderse mejor antes de que podamos llegar a un diagnóstico preciso de la situación actual de nuestro planeta. Cuando estamos tratando de cuidar de un planeta, al igual que cuando estamos cuidando de un paciente humano, las enfermedades deben ser diagnosticadas antes de que puedan ser curadas. Tenemos que observar y medir lo que está pasando en la biosfera, en lugar de confiar en modelos informáticos.
Todo el mundo está de acuerdo en que la creciente abundancia de dióxido de carbono en la atmósfera tiene dos consecuencias importantes, en primer lugar un cambio en la física de transporte de radiación en la atmósfera, y en segundo lugar un cambio en la biología de las plantas en la tierra y en el océano. Las opiniones difieren en la importancia relativa de los efectos físicos y biológicos, y de si los efectos, ya sea por separado o en conjunto, son beneficiosos o perjudiciales. Los efectos físicos se ven en los cambios de las precipitaciones, nubosidad, fuerza del viento y temperatura, que están habitualmente agrupados en la engañosa expresión "calentamiento global". En el aire húmedo, el efecto del dióxido de carbono en el transporte de radiación no es importante debido a que el transporte de la radiación térmica ya está bloqueado por el efecto invernadero mucho más grande del vapor de agua. El efecto del dióxido de carbono es importante cuando el aire es seco, y el aire seco sólo es posible cuando está frío. El aire caliente del desierto puede sentirse seco, pero a menudo contiene una gran cantidad de vapor de agua. El efecto de calentamiento del dióxido de carbono es más fuerte donde el aire es frío y seco, sobre todo en el Ártico, en las regiones montañosas y más en invierno que en verano, y sobre todo por la noche en lugar de durante el día. El calentamiento es real, pero está haciendo sobre todo que se calienten los lugares fríos en lugar de hacer los lugares calientes más caliente. Representar este calentamiento local mediante un promedio global es engañoso.


La razón fundamental por la que el dióxido de carbono en la atmósfera es de vital importancia para la biología es que hay muy poco. Un campo de maíz creciendo a plena luz del sol al mediodía utiliza todo el dióxido de carbono dentro de un metro del suelo en unos cinco minutos. Si el aire no fuera constantemente agitado por corrientes de convección y el viento, el maíz dejaría de crecer. Alrededor de una décima parte de todo el dióxido de carbono en la atmósfera se convierte en biomasa cada verano y es devuelto a la atmósfera cada otoño. Es por eso que los efectos de la quema de combustibles fósiles no pueden separarse de los efectos del crecimiento de las plantas y su decaimiento. Hay cinco depósitos de carbono que son biológicamente accesible en un corto plazo de tiempo, sin contar las rocas carbonatadas y el océano profundo, a los que sólo se puede acceder en una escala de tiempo de miles de años. Los cinco depósitos accesibles son la atmósfera, las plantas de la tierra, la capa superior del suelo en la que crecen las plantas de la tierra, la capa superficial del océano en la que crecen las plantas del océano, y nuestras reservas probadas de combustibles fósiles. La atmósfera es el depósito más pequeño y los combustibles fósiles el más grande, pero los cinco tienen un tamaño comparable. Todos ellos interactúan fuertemente entre sí. Para entender cualquiera de ellos, es necesario entenderlos todos.

3. Los Océanos y las Edades de Hielo
Otro problema que tiene que ser tomado en serio es un lento ascenso del nivel del mar que podría llegar a ser catastrófico si continúa acelerándose. Tenemos mediciones precisas de nivel del mar que se remontan 200 años. Observamos un aumento constante desde 1800 hasta la actualidad, con una aceleración en los últimos cincuenta años. La opinión generalizada es que la reciente aceleración se debe a las actividades humanas, ya que coincide en el tiempo con el rápido aumento de dióxido de carbono en la atmósfera. Pero el aumento de 1800 a 1900, probablemente no se debe a las actividades humanas. La escala de las actividades industriales en el siglo XIX no era lo suficientemente grande como para haber tenido efectos globales cuantificables. Así que una gran parte de la subida observada en el nivel del mar debe tener otras causas. Una posible causa es un reajuste lento de la forma de la Tierra a la desaparición de las capas de hielo del norte al final de la edad de hielo, hace doce mil años. Otra causa posible es la fusión a gran escala de los glaciares, que también comenzaron mucho antes de la influencia humana sobre el clima se convirtiera en significativa. Una vez más, tenemos un peligro ambiental cuya magnitud no se puede predecir hasta que sepamos más sobre sus causas, [Munk, 2002].


La causa posible más alarmante del aumento del nivel del mar sería una rápida desintegración de la capa de hielo de la Antártida Occidental, que es la parte de la Antártida, donde la parte inferior del hielo está muy por debajo del nivel del mar. El calentamiento de los mares alrededor del borde de la Antártida podría erosionar la capa de hielo desde abajo y provocar su colapso en el océano. Si toda la Antártida Occidental se desintegrara rápidamente, el nivel del mar aumentaría en cinco metros, con efectos desastrosos para miles de millones de personas. Sin embargo, las recientes mediciones de la capa de hielo muestran que no está perdiendo volumen lo suficientemente rápido como para hacer una contribución significativa al aumento del nivel del mar observado actualmente. Parece que los mares calentados alrededor de la Antártida están provocando un aumento de las nevadas sobre la capa de hielo, y el aumento de las nevadas en la parte superior anula aproximadamente la disminución del volumen de hielo causada por la erosión en los bordes. Los mismos cambios, aumento del derretimiento del hielo en los bordes y aumento de las nevadas y la adición de hielo en la parte superior, se observan también en Groenlandia. Además, hay un aumento en las nevadas sobre la capa de hielo de la Antártida Oriental, que es mucho más grande y más fría y no está en peligro de fusión. Esta es otra situación en la que no sabemos cuánto del cambio ambiental se debe a las actividades humanas y cuánto a los procesos naturales a largo plazo sobre las que no tenemos control.
Otro peligro ambiental que es incluso peor comprendido es la posibilidad de llegada de una nueva edad de hielo. Una nueva edad de hielo significaría el entierro de la mitad de América del Norte y la mitad de Europa bajo capas de hielo masivas. Sabemos que hay un ciclo natural que ha estado operando durante los últimos 800.000 años. La longitud del ciclo es de cien mil años. En cada período de cien mil años, hay una edad de hielo que dura cerca de noventa mil años, y un periodo interglacial cálido que dura unos diez mil años. Estamos actualmente en un período de calentamiento que comenzó hace doce mil años, por lo que la fecha probable del inicio de la próxima edad de hielo ya está vencida. Si las actividades humanas no estuvieran perturbando el clima, es posible que hubiera comenzado ya una nueva edad de hielo. No sabemos cómo responder a la pregunta más importante: ¿hacen nuestras actividades humanas en general, y nuestro uso de los combustibles fósiles en particular, más probable o menos probable el inicio de la próxima edad de hielo?
Hasta que no se comprendan las causas de las edades de hielo, no podemos saber si el aumento de dióxido de carbono en la atmósfera está aumentando o disminuyendo el peligro.

4. El Sahara Verde
Mi segunda herejía también tiene que ver con el cambio climático, es el misterio del Sahara verde. En muchos lugares del desierto del Sahara que ahora están secos y despoblados, encontramos pinturas rupestres que muestran las personas con manadas de animales. Las pinturas son abundantes, y algunos de ellos son de alta calidad artística, comparables con las más famosas pinturas rupestres en Francia y España. Las pinturas del Sahara son más recientes que las pinturas rupestres. Vienen en una variedad de estilos y probablemente fueron pintadas en un período de varios miles de años. Las últimas de ellas muestran influencias egipcias y puede ser contemporánea con las primeras pinturas de las tumbas egipcias. El libro de Henri Lhote, "La búsqueda de los frescos Tassili", [Lhote, 1958], está ilustrado con reproducciones de cincuenta de las pinturas. Las mejores pinturas de manadas datan de hace unos seis mil años. Son una fuerte evidencia de que el Sahara en ese momento era verde. Había suficiente lluvia para permitir rebaños de vacas y jirafas, que deben haber pastado en la hierba y los árboles. También había algunos hipopótamos y elefantes. El Sahara de entonces debe haber sido como el Serengueti de hoy.


Al mismo tiempo, hace aproximadamente seis mil años, había bosques de hoja caduca en el norte de Europa, donde los árboles son ahora coníferas, lo que demuestra que el clima en el extremo norte fue más suave de lo que es hoy. También había árboles creciendo en los valles de montaña en Suiza que ahora están cubiertos por glaciares famosos. Los glaciares que ahora están desapareciendo lentamente eran mucho más pequeños hace seis mil años de lo que lo son hoy. Hace seis mil años parece haber sido el período más cálido y más húmedo de la era interglacial, que comenzó hace doce mil años, cuando terminó la última glaciación. Me gustaría hacer dos preguntas. En primer lugar, ¿si se permite que el dióxido de carbono en la atmósfera continúe aumentando, vamos a llegar a un clima similar al clima de hace seis mil años, cuando el Sahara era verde? En segundo lugar, ¿si pudiéramos elegir entre el clima de hoy con un Sahara desértico y el clima de hace seis mil años con un Sahara verde, debemos preferir el clima de hoy en día? Mi segunda herejía responde que sí a la primera pregunta y no a la segunda. Dice que el clima cálido de hace seis mil años con el Sáhara verde es preferible, y que el aumento de dióxido de carbono en la atmósfera puede ayudar a traerlo de vuelta. No estoy diciendo que esta herejía sea cierta. Sólo estoy diciendo que no nos hará ningún daño pensar en ello.
Para concluir llego a mi tercera y última herejía. Mi tercera herejía dice que a Estados Unidos le queda menos de un siglo en su turno como nación más poderosa. Desde que el estado-nación moderno fue inventado en torno al año 1500, una serie de países se han turnado en ser la nación más poderosa, primero España, luego Francia, Gran Bretaña, y Estados Unidos. Cada vez duró unos 150 años. La nuestra se inició en 1920, por lo que debería terminar sobre 2070. La razón por la que el turno de cada nación más poderosa llega a su fin es que se sobre-extiende militar, económica y políticamente. Se requieren esfuerzos cada vez mayores para mantener la posición número uno y finalmente la sobre-extensión llega a ser tan extrema que la estructura colapsa. Ya podemos ver en Estados Unidos algunos claros síntomas de sobre-extensión.
Yo le digo a la próxima generación de jóvenes estudiantes, que todavía estarán vivos en la segunda mitad de nuestro siglo, que las desgracias vienen de camino. Su precioso doctorado, o cualquier grado por el que pasaron largos años de duro trabajo, pueden valer menos de lo que piensan. Su formación especializada puede llegar a estar obsoleta. Pueden encontrarse sobre-cualificados para los puestos de trabajo disponibles y pueden ser declarados redundantes. El país y la cultura a la que pertenecen pueden desplazarse lejos de la corriente principal. Pero estas desgracias son también oportunidades. Siempre pueden unirse a los herejes y encontrar otra forma de ganarse la vida. Con o sin un doctorado, hay problemas grandes e importantes para que ellos los resuelvan.

Fuente: Blog Game over?

Leer más...

Proyecto del Club de los 80Mil

Si queremos una sociedad sustentable necesitamos lograr nuevamente el equilibrio entre sociedad, medio ambiente y economía, empezando por el concepto y el diseño de nuestros propios espacios para lograr una mayor convivencia con el medio natural y social, y al mismo tiempo fomentar la autosustentabilidad energética y de alimentos, así como mejorar nuestra calidad de vida con una estética en la vivienda, el buen manejo del agua potable y residual, al igual que el manejo sustentable de los desechos y residuos sólidos que generamos en nuestras casas y hábitats.

Este proyecto nos introduce a un estilo de vida modelo para un mejor futuro y presentar soluciones concretas para enfrentar problemas como la contaminación del agua, el calentamiento global, la erosión del suelo y la pérdida de la biodiversidad y recuperar valores como la armonía entre la estética y la arquitectura, la convivencia y la paz.

El proyecto es la búsqueda total de una mejor calidad de vida para los individuos, las sociedades y el planeta.