martes, 14 de septiembre de 2021

Sacar al Estado de la Educación


La mayoría, si no todas, de las patologías sociales que plagan al Occidente contemporáneo tienen su raíz común en la institución de la “educación pública”.


Cuando se tomaron los primeros pasos, hace más de dos siglos, en Prusia, para suplementar y finalmente reemplazar un antiguo sistema completamente privado de educación con un sistema universal de “educación pública” obligatoria, el tiempo pasado en las escuelas estatales en la mayoría de los casos no excedía los cuatro años.

Hoy, en todo el mundo occidental, el tiempo que se pasa en instituciones de “educación pública” es, como mínimo, de unos diez años, y en muchos casos, y cada vez más, de veinte o incluso treinta años. Es decir, una gran parte o incluso la mayor parte del tiempo durante el periodo más formativo de la vida de una persona se gasta en instituciones financiadas por el Estado y supervisadas por el Estado, cuyo propósito principal desde el principio no fue criar a un público ilustrado, sino entrenar a “buenos soldados” y “buenos servidores públicos”: no independientes ni maduros o “mündige Bürger”, sino “Staats-Bürger” subordinados y serviles.

¿El resultado? El adoctrinamiento ha funcionado: cuanto más tiempo pasa una persona dentro del sistema de educación pública, más se compromete con las ideas igualitarias de izquierda y se ha tragado e interiorizado de todo corazón la doctrina oficial y la agenda de “corrección política”. De hecho, especialmente entre los maestros y profesores de ciencias sociales, las personas que no se cuentan a sí mismas como parte de la izquierda prácticamente han dejado de existir.

En consecuencia, se debe exigir que el control de las escuelas y universidades se aleje del Estado central y, en un primer momento, se devuelva a las autoridades regionales o mejor aún locales y localmente financiadas, y en última instancia se privatice completamente, a fin de reemplazar un sistema de uniformidad y conformidad obligatorias con un sistema de educación descentralizada que refleja la variación natural, la multiplicidad y la diversidad de los talentos e intereses humanos.

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