I.- ABRO MI MENTE A LA PROSPERIDAD
1.- Mi prosperidad no depende de otras personas o circunstancias ajenas. Bendigo a las personas y circunstancias por ser las vías de mi prosperidad, pero Dios es la Fuente que alimenta esta prosperidad. Dios me provee con sus propias y maravillosas vías para alcanzar la abundancia.
II.- LIMPIO MI MENTE PARA ACOGER LA PROSPERIDAD
1.- Elimino de mi mente y de las mentes de los demás la idea de que aquello que me pertenece me sea retenido. Ninguna persona, cosa o circunstancia puede impedir que alcance aquello que el universo me tiene destinado.
2.- Mis ingresos no pueden verse limitados. La rica sustancia del universo se libera de toda limitación económica.
3.- Sé que la liberación es magnética. Por el hecho de liberarme, atraigo hacia mí lo que me pertenece. Me libero plenamente. Me abandono y dejo que las cosas fluyan y confío.
4.- Abandono todo lo inservible, las situaciones inservibles, las relaciones inservibles.
El Orden Divino se halla plenamente asentado y se mantiene en mí y en mi mundo.
5.- Perdono todas las ofensas recibidas. Interna y externamente las perdono. Todo lo pasado, lo presente y lo futuro, lo perdono. Doy mi perdón a todas las personas y cosas que puedan haberlo necesitado en el pasado o lo necesiten en el presente. Todo lo perdono conscientemente. Soy libre y quiero que todos lo sean también. Todo ha quedado resuelto entre nosotros, ahora y para siempre.
III.- ME DEFINO CLARAMENTE HACIA LA PROSPERIDAD PARA QUE LA PROSPERIDAD SE DEFINA CLARAMENTE HACIA MI.
1.- Todas las circunstancias de mi vida experimentan una inmensa mejoría. Cada día en todos los aspectos, las cosas mejoran más y más para mí.
2.- Ruego que la riqueza del Universo se manifieste plenamente en mis asuntos económicos. Soy rico en mi mente y exteriormente.
3.- La rica sustancia del Universo me proporciona el necesario suministro de alimentos, vestido, vivienda y transporte.
4.- Tengo unos ingresos amplios, permanentes, firmes y seguros, cada día, en todos los aspectos, soy más y más próspero.
5.- Grandes sumas de dinero, agradables sorpresas económicas y ricos dones llegan a mí por la gracia, de forma perfecta para mi uso personal y utilizo todo ello sabiamente.
6.- Doy las gracias por el aumento, rápido e importante, de mis ingresos.
7.- Utilizo la fuerza positiva de la sabiduría, el amor y el buen juicio a la hora de tratar mis asuntos económicos.
8.- Soy rico, saludable y dichoso, y todos los aspectos de mi vida se hallan en divino orden ahora.
9.- Bendigo mi mundo ahora. Bendigo mis asuntos financieros ahora. Toda la riqueza que me ha faltado en el pasado se manifiesta con abundancia ahora.
10.- Las enormes sumas de dinero que me corresponden por derecho divino se manifiestan ahora con prontitud y en paz.
11.- El amor divino operando a través de la sustancia, hace prosperar mis asuntos financieros permitiéndome ser libre, rico e independiente desde el punto de vista financiero.
12.- Doy las gracias por el pago, inmediato y completo, de todas mis obligaciones financieras con prontitud y en paz.
13.- Estoy recibiendo. Recibiendo ahora. Estoy recibiendo toda la riqueza que el Universo tiene para mí.
14.- La abundante sustancia que el universo me tiene reservado llega a mí de forma rápida, abundante y libre. Mi riqueza llega a mí con prontitud y en paz.
IV.- INVOCO EL "DIEZ, EL NUMERO MAGICO DEL CRECIMIENTO"
1.- Por cuanto dar es el primer paso para recibir, cuanto doy me hace rico.
2.- Bendigo cuanto tengo y cuanto espero obtener. Bendigo cuanto tengo y me maravillo al observar cómo se acrecienta.
3.- Ceder de forma voluntaria y con fe una parte de mis ingresos activa la ley de la prosperidad creciente en mi favor. Ahora cedo una parte de mi camino hacia la prosperidad.
4.- Doy libremente mi diezmo a Dios y recojo el ciento por uno.
5.- Doy mi diezmo a las organizaciones espirituales (o personas dedicadas al trabajo espiritual) de las que recibo ayuda e inspiración.
6.- Me adentro en mis acrecentadas ganancias bajo la orientación divina. Todo adopta la forma correcta ahora.
7.- Me siento guiado hacia el lugar que me corresponde, donde se encuentra la gente verdadera y la verdadera prosperidad.
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