Un consumidor responsable e inteligente va más allá de cuánto va a ahorrar en las ofertas de fin de temporada. Ser un consumidor responsable implica tener conciencia en todo sentido. Tus compras jamás deben dañar la economía familiar y, en la medida de lo posible, debes evitar que perjudiquen el medioambiente.
Una de las principales causas que afectan al deterioro del medio ambiente es la modalidad actual de consumo y producción, particularmente en los países industrializados. En este sentido, la ONU está pidiendo un cambio de modelo hacia un modelo más responsable.
Consumir un producto o servicio de manera responsable, no solo se basa en su calidad y precio sino también en su impacto ambiental y social, y en cómo las empresas los elaboran. El consumo responsable también es llamado consumo crítico y es aquél que implica consumir menos, consumir solo lo necesario tomando conciencia de cómo nos influye la publicidad en la creación de necesidades superfluas.
Agregar el calificativo de responsable a la palabra consumo, da énfasis a la importancia que tiene el consumidor para elegir entre las diversas opciones que le ofrece el mercado de bienes y servicios, es tomar en cuenta que los productos valoran la justicia social, la ética, y la solidaridad, así como la protección al medio ambiente y para ello se promueve el uso racional de los recursos, inclusive a través del reciclaje.
Consumir responsablemente significa racionalizar, aspirar a productos que realmente sean necesarios, analizar detalladamente las ventajas que ofrece un producto o servicio con el fin de comparar su utilidad y no adquirir por consumir.
Es responsabilidad de cada persona decirle no al consumismo, no dejar de hacer las cosas que nos gustan, pero sí racionalizar. Hacer uso eficiente de lo que tenemos y analizar antes de adquirir un bien o contratar un servicio para saber si realmente lo necesitamos.
Una herramienta que nos puede ayudar a ahorrar y a consumir de forma responsable es el modelo de las cinco (R), Rechazar, Reducir, Rehusar, Reformar y Reciclar.
- Rechazar tiene dos vertientes, primero decidir si realmente necesitamos un producto o no y si no es necesario en el hogar o en nuestra vida diaria, debemos decidir que no lo necesitamos y no adquirirlo. Siempre que podamos debemos de rechazar los productos no biodegradables y sustituirlos con otros más respetuosos con el medio ambiente.
- Reducir significa que, antes de adquirir un nuevo producto conviene preguntarse si realmente es necesario, los consumidores pueden reducir su impacto ambiental de muchas formas, al comprar hay que evitar los productos con un empaquetado excesivo, siempre que se pueda hay que elegir los tamaños grandes, y los productos concentrados para generar menos basura y a la vez ahorrar dinero.
- Rehusar significa prolongar la vida útil de los bienes, contribuye al ahorro doméstico a disminuir el impacto ambiental. Los envases o productos de usar y tirar son la antítesis de un consumo responsable y ecológico. La reutilización es posible de muchas formas, por ejemplo, al hacer la compra puedes llevar bolsas de tela u otros materiales que permitan su uso continuado y evitar las perjudiciales bolsas de plástico.
- Reformar implica transformar un producto que ya fue utilizado en un producto tal y como si fuera nuevo y dejarlo listo para un nuevo uso.
- Reciclar significa separar los residuos de manera adecuada para su posterior reciclaje en una acción de múltiple beneficio ambiental. Las basuras recicladas no acaban en los vertederos, cada vez más saturados. Los materiales reciclables se aprovechan para elaborar nuevos bienes y por ello se evita la extracción de nuevas materias primas y se reduce el consumo de energía en su elaboración.
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