jueves, 28 de mayo de 2020

Cómo Estados Unidos Controla al Mundo con el Dólar

La Inmensa Deuda de EE.UU. está financiada por los Bancos Centrales de todo el mundo

Cuando EEUU, en 1971, terminó con el patrón oro todo el exceso de dólares emitidos por el gobierno norteamericano terminaron en los bancos centrales extranjeros. Entonces, los bancos centrales de todo el mundo se encontraron con grave problema ¿qué hacer con el exceso de dólares? Por normativas internacionales y nacionales los bancos centrales no pueden compran ni acciones ni bonos de las empresas de sus naciones. Estas compras son muy arriesgadas para países sin una economía sólida, así que a los bancos centrales no le quedó otra alternativa que comprar bonos del Tesoro de los EEUU y, pagarés del gobierno norteamericano.

Estados Unidos, gasta ese dinero en equilibrar el enorme déficit de la sus fuerzas armadas y también en subvencionar los inversores norteamericanos que compran acciones y empresas chinas.
El círculo se cierra a favor del Imperio de la siguiente manera: todos los dólares emitidos se reciclan al regresar a los Estados Unidos. En ese momento el Tesoro recompra esos bonos que emitió sin respaldo.
Por tanto, paradójicamente el déficit de la balanza de pagos de EEUU sirve para financiar el déficit presupuestario del gobierno Federal. Cuanto mayor sea el déficit de la balanza de pagos más dinero gasta Estados Unidos en su industria armamentística y en actividades de control político y espionaje en todo el mundo.


En definitiva, son los bancos centrales extranjeros los que financian el déficit presupuestario de la nación “indispensable”. De hecho la deuda federal de los EEUU está financiada por los bancos centrales extranjeros. Esta maquiavélica fórmula hace que las naciones extranjeras paguen los costos de las 800 bases militares norteamericanas que rodean el mundo.
Con la amenaza militar Washington controla a los países “disidentes” y mediante el FMI controla las políticas económicas de las naciones “independientes”.
No sólo países como Venezuela, Irán, Siria y Rusia han sido víctimas de este poder omnímodo del dólar, ahora Estados Unidos amenaza a los bancos extranjeros que no utilicen el sistema de compensación bancaria llamado Swift, que lógicamente está en manos de Washington.
En el último tiempo Trump ha impuesto sanciones a los inversionistas europeos por el gasoducto ruso Nord Stream, y a todos los gobiernos que no acepten beneficiar a los inversionistas estadounidenses.

La estrategia de los Estados Unidos es controlar la economía mundial comprando los sectores industriales más rentables de otras naciones. Entonces la pregunta es, ¿cómo se pueden independizar China, Rusia, Irán y la mayoría de los países de la estrategia de la dolarización de la economía mundial?
Tal como funciona ahora, la dolarización crea un flujo circular que financia el gasto militar norteamericano forzando que los costos los paguen los bancos centrales que están obligados a tener sus reservas en dólares.
La solución obviamente es evitar el uso de dólares. Para hacer esto, hay que utilizar una moneda que no sea el dólar.

Para que pueda ser utilizada internacionalmente una moneda alternativa tiene que tener una masa crítica suficientemente grande. Por eso China, Rusia, Irán y sus aliados están tratando de crear su propia área monetaria. Su objetivo es crear una moneda independiente y fuerte para denominar el comercio exterior, la inversión y el gasto gubernamental.

Es necesario romper no sólo con el dólar americano, sino también con el Fondo Monetario Internacional. Básicamente el objetivo de la política monetaria del FMI es hacer que las economías del resto del mundo, sean mucho más caras e ineficientes que la de los Estados Unidos.
Mientras los Bancos Centrales de la gran mayoría de las naciones están obligados a mantener reservas en dólares –en lugar del oro─ los Estados Unidos no tiene la intención de pagar su gigantesca deuda y su gobierno crea a discreción inmensas cantidades de dólares.
Pero la iniquidad no termina aquí, los Estados Unidos mediante los programas de “salvataje” del FMI obliga a los países a equilibrar los déficits presupuestarios mediante la venta a privados todo lo que sea de dominio público –a saber, tierras, bienes inmuebles, recursos naturales, energía e infraestructuras básicas─.

Washington quiere que China permita que los grandes capitales norteamericanos hagan lo mismo que impusieron a Rusia después de 1991. Los economistas neoliberales «convencieron» a Yeltsin que Rusia debía respaldar el rublo con una cantidad equivalente de dólares o en forma de préstamos privados del Tesoro de Estados Unidos.
Esto implicó pedir prestado dólares de Estados Unidos en lugar de emitir rublos nacionales sin trabas. Rusia pagó un 100 por ciento de interés anual a los inversores estadounidenses entre 1993-1994.
Lo increíble es que Rusia no necesitaba divisas para pagar los salarios y los bienes y servicios. Pero los asesores neoliberales convencieron a Yeltsin que Rusia debía respaldar en dólares todo el dinero y el crédito que se emitía en rublos. Para obtener estos dólares, Rusia pagó ingentes intereses por un respaldo totalmente innecesario.
Más tarde estos mismos economistas convencieron o corrompieron al gobierno de Yeltsin Rusia para que vendiera parcialmente sus materias primas, sus minas de níquel, sus servicios eléctricos, sus reservas de petróleo, etc.

Supongamos que China siguiera el plan de los Estados Unidos. En un momento no muy lejano le pedirá que venda Macao y Hong Kong para instalar en esas islas estratégicas bases militares. También le exigirá que le venda la avanzada tecnología informática china.
Los planes del Departamento de Estado son que China se divida en tres o cuatro países. Para esta estrategia de dividir y conquistar está utilizando su política financiera.
Trump y Washington saben que no tienen que invadir militarmente a China. No tienen que usar armas militares, porque tiene un arma poderosa: la financialización de la economía.
Así que cuando China envía a sus estudiantes, planificadores y gerentes a los Estados Unidos estos tratan de ser reclutados por los grandes de las finanzas y el gobierno norteamericano.

Washington no le dice a China, a Rusia, a Europa, o a los países del tercer mundo, cómo enriquecerse de la manera en que lo hizo en el pasado. El Imperio logró desarrollarse mediante aranceles protectores, creando su propio dinero y haciendo que otros países dependan de él.
Estados Unidos no quiere naciones independientes y autosuficientes. Quiere hacer de China un país dependiente de las finanzas de Wall Street. Quiere que las corporaciones chinas pidan prestado a Estados Unidos, y que vendan sus empresas a los inversionistas estadounidenses. Tal como lo hizo Khodorkovsky que trató de vender el petróleo ruso a la Standard Oil, entregando las reservas de petróleo rusas a los inversionistas estadounidenses.

Los Estados Unidos están tratando de convencer a China que su sistema fiscal debe basarse en el aumento del costo de la mano de obra. El objetivo es perjudicar a China. Convertirla en una economía de alto costo mediante la imposición del impuesto al valor agregado, un IVA.
Con esta política fiscal anti-industrial espera que China pague salarios suficientemente altos como para permitirse pagar el impuesto a los bienes de consumo.
Los norteamericanos nunca aprobarán un impuesto de este tipo en su país. Habría una revolución. China y otros países han sido demasiado crédulos cuando aceptaron la lógica de los economistas neoliberales estadounidenses.

El programa neoliberal no es ayudar a las naciones a crecer, excepto que este crecimiento permita pagar los intereses y la deuda a los inversores norteamericanos.
Lo que Estados Unidos le hizo en Rusia, o lo que ha hecho el Fondo Monetario Internacional a Grecia, Letonia y a los estados bálticos es terrible para la gente común. Equivocarse es mortal para una nación que se considere así misma independiente. El objetivo de Washington es convencer o imponer las políticas económicas que favorecen a los Estados Unidos.

Fuente: Observatorio de la crisis

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Proyecto del Club de los 80Mil

Si queremos una sociedad sustentable necesitamos lograr nuevamente el equilibrio entre sociedad, medio ambiente y economía, empezando por el concepto y el diseño de nuestros propios espacios para lograr una mayor convivencia con el medio natural y social, y al mismo tiempo fomentar la autosustentabilidad energética y de alimentos, así como mejorar nuestra calidad de vida con una estética en la vivienda, el buen manejo del agua potable y residual, al igual que el manejo sustentable de los desechos y residuos sólidos que generamos en nuestras casas y hábitats.

Este proyecto nos introduce a un estilo de vida modelo para un mejor futuro y presentar soluciones concretas para enfrentar problemas como la contaminación del agua, el calentamiento global, la erosión del suelo y la pérdida de la biodiversidad y recuperar valores como la armonía entre la estética y la arquitectura, la convivencia y la paz.

El proyecto es la búsqueda total de una mejor calidad de vida para los individuos, las sociedades y el planeta.