domingo, 2 de agosto de 2020

El Principio del Fin

El proceso final que nos está llevando a un cambio en las reglas del juego comenzó con la crisis del 2008. Aquí se alcanzó el punto final de la caída de los tipos de interés comenzada en 1980, llegando al nivel límite de cero. Como estas medidas no fueron suficientes, las autoridades bancarias dieron otro paso, entrando en la senda de los tipos negativos, construcción artificial de la realidad que perdura hasta nuestros días.
Naturalmente, el problema era tan grande que no fue bastante el descenso de los tipos y se impulsó la fabricación de dinero de la nada en las ya famosas QE´s. Para restaurar la liquidez, para salvar el sector bancario, para restablecer las cuentas de las empresas quebradas, demasiado grandes para caer, para financiar los déficits y deuda estatales, el abuso al recurso fácil de la impresora, contribuyó a mejorar los datos económicos a costa de degradar la moneda.

La fabricación de dinero por parte de los BC no genera riqueza. El dinero de papel es un medio de intercambio de bienes que no tiene valor intrínseco en sí mismo. La generación de deuda utilizando este recurso es esquivar el problema ganando tiempo, mientras consumimos recursos que no nos corresponde por la actividad económica normal. El resultado final es la devaluación de la moneda (no frente a otras monedas que siguen el mismo curso) frente a activos duros. El mejor ejemplo es el oro, puesto que ha sido dinero durante cinco mil años y no se puede fabricar de la nada como los billetes.
Por lo tanto los BC tienen muy en cuenta la cotización del oro (sobre todo en dólares) para gestionar su propia supervivencia. Una subida en la cotización del oro en dólares supone una devaluación del poder adquisitivo del dólar frente a su valor en oro.

Durante tiempo inmemorial, el control de la cotización del oro se hacía en el COMEX, centro de intercambio, donde se fijaba la cotización del oro. Los grandes bancos mediante el uso y abuso de cortos, han sido la contrapartida de los inversores en oro, pero siempre sin entregar el oro físico.
En Junio de 2019, algo se rompió. La cotización del oro superó la barrera de los $1.360 (nivel que había contenido todos los impulsos alcistas durante tres largos años) y comenzó una tendencia alcista imparable. Unas semanas después se inició el caos en el mercado de los repos americano, que obligó a la FED a intervenir con grandes inyecciones de dinero para tranquilizar a los inversores. En Diciembre de 2019, se anunció una liquidez de 1,5 billones de dólares para surtir de efectivo al mercado.
Esta medida desproporcionada dio origen a la fase final de inyección de dinero masiva por parte de todos los BC.

El siguiente paso, cuando los rescoldos del problema de los repos aun humeaban, fue la terrible pandemia del coronavirus. Los BC observaron desesperados como las cotizaciones de la bolsa se desplomaban hasta un 35%, en solo tres semanas. La respuesta una vez más fue la inyección, en este caso de forma permanente, de enormes cantidades de dinero en los principales países del mundo.
La fase final acelerada dio imagen a crecimientos verticales de la masa monetaria en los BC. La paralización de la actividad económica obligó a los estados a buscar financiación, mientras las cuentas públicas se destruían, ante el hundimiento de los ingresos y el espectacular aumento de los gastos. Para aliviar las necesidades económicas de grandes capas de la población se han formado planes gigantescos de financiación a costa del erario público y patrocinado por la generación artificial de dinero por parte de los BC. A todo esto, el grueso de la opinión pública es inconsciente de la devaluación masiva que estas medidas suponen para la moneda fiduciaria.
Mientras tanto para reflejar esta degradación el oro seguía imperturbable su tendencia alcista.

Lo que fue el punto definitivo en la pérdida de control de los BC sobre la cotización del oro fue la ruptura de las cadenas de suministro en Marzo. De repente no era posible conseguir oro físico, porque no había transporte. Los inversores se volvieron al COMEX y por primera vez exigieron la entrega física de grandes cantidades de oro. Hasta ahora los contratos se rolaban y apenas había intercambio físico, por lo que el mercado no extraía oro del COMEX y hacía mucho más fácil el control, mediante derivados de papel. Esta vez, tenían que entregar un oro que no disponían y eso causó un revuelo considerable. La situación se repitió en los siguientes meses y por primera vez los BC fueron conscientes que se estaba produciendo un intercambio de dólares por oro, similar al movimiento que concluyó a finales de los sesenta (y de forma definitiva en 1971) con los acuerdos de Bretton Woods y el punto de salida de una fortísima revalorización del oro, que pasó de un cambio fijo de $35 a más de $800 la onza en solo nueve años.
Llegados a este punto solo era cuestión de tiempo que el oro sobrepasara sus máximos históricos de $1920 del año 2011, dando comienzo a una revalorización que no sabemos dónde nos llevará, pero que si se asemeja a los acontecimientos de 1971-72, supondrá un cambio radical del sistema financiero mundial.

Los Bancos centrales han perdido en el camino de las sucesivas crisis una herramienta fundamental, el control de los tipos de interés. Ya hemos llegado al nivel más bajo y por lo tanto, no se pueden bajar más. Solo les queda la emisión infinita de dinero. La ruptura del COMEX como centro de fijación de la cotización del oro, puede suponer el final de la hegemonía del dólar. Cada nueva emisión de dinero termina por reflejarse en un incremento del precio del oro, porque parte de la comunidad inversora desconfía del sistema y dirige sus inversiones hacia el oro para protegerse. La cotización del oro es vista como un indicador de la confianza en el sistema y el aumento en la cotización implica que la comunidad está cambiando grandes cantidades de dólares por oro, movimiento previo como se vió a finales de los sesenta, a la ruptura del sistema financiero vigente.
¿Cuánto podrán aguantar los BC, sin perder la confianza del resto de la población?

Fuente: Rankia - Blog El Pico del Petróleo y sus Consecuencias

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